Bishkek, KIRGUISTÁN (Agencia Fides, 23/01/2020) - Vivir una semana de espiritualidad, según el
carisma de San Ignacio de Loyola, y proponer esta experiencia de
inmersión y cercanía a Dios como forma de evangelización, en una nación
donde la semilla del Evangelio ha dado un pequeño brote: con este
espíritu los padres jesuitas presentes en Kirguistán han organizado una
semana de ejercicios espirituales en completo silencio, según el método
de San Ignacio de Loyola. Según la información enviada a Fides, la
iniciativa, abierta a todos, se llevará a cabo del 16 al 22 de marzo de
2020 en el "Centro Issyk", el hogar para niños kirguises discapacitados e
indigentes, ubicado a orillas del lago Issyk-kul y gestionado por los
religiosos de la Compañía de Jesús. La iniciativa está dirigida a
jóvenes, adultos, personas curiosas o interesadas en aprender más sobre
la fe cristiana. En una nota enviada a Fides por los organizadores se
explica: “No es la primera vez que estos ejercicios espirituales tienen
lugar en un lugar pintoresco a orillas del lago Issyk-Kul, a solo 100
metros de la playa y a pocos kilómetros de las montañas de Tien Shan".
El contacto con la naturaleza incontaminada representa una forma de
alcanzar una dimensión de reflexión y profundización, en busca de Dios.
El tema de este año será "Dios, guíame en el camino eterno. Libertad,
Acción de Gracias y Misericordia". La semana de espiritualidad estará
dirigida por el jesuita de Novosibirsk (Siberia), el padre Janez Sever.
El programa de ejercicios espirituales incluye una introducción a la
oración y meditación ignacianas sobre las Sagradas Escrituras, momentos
de oración individual y de asamblea, la celebración de la Eucaristía, la
Adoración y la posibilidad de hablar con un asistente espiritual.
“Sin duda serán días de refrigerio para el cuerpo y el espíritu, en un
paisaje muy hermoso. Por otro lado, el hecho de que todavía se pida
utilizar un modo de oración desarrollado hace unos cinco siglos, da
testimonio de su eficacia", concluye la nota de los jesuitas.
Kirguistán es un país pequeño con una población de casi 6 millones de
habitantes que goza de libertad religiosa. Alrededor del 90% de la
población es musulmana. Los cristianos ortodoxos representan casi el 10%
del total, y otras confesiones cristianas son una pequeña minoría. Los
católicos locales pueden contar con la asistencia espiritual de siete
sacerdotes, una religiosa y cinco religiosas franciscanas.