Myitkyina, MYANMAR (Agencia Fides, 17/01/2020) - El derramamiento de sangre que continúa en
algunas partes de Myanmar "es motivo de preocupación para todos, además
supone un freno al desarrollo y bloquea la construcción de un futuro
sostenible": así lo manifiesta el obispo Francis Daw Tang, al frente de
la diócesis de Myitkyina, en Estado Kachin, al norte de Myanmar. A
través de la Agencia Fides, el obispo hace un sincero llamamiento,
esperando que "la violencia y los conflictos que todavía atormentan al
país se resuelvan a través del diálogo: la población de Myanmar aspira a
la paz y al desarrollo El obispo recuerda que los conflictos con las
minorías étnicas y la tensión entre los grupos rebeldes locales y el
ejército regular se postergan desde hace décadas. "Este estado de las
cosas, marcado por una condición de conflicto permanente, ha causado
serios problemas a la población de todas las clases sociales, creando un
gran sufrimiento entre los civiles y
generando oleadas de desplazados internos", señala Mons. Tang en la
entrevista con la Agencia Fides. Entre las diócesis más afectadas por la
violencia y el derramamiento de sangre están las de Banmaw y Myitkyina,
en el estado Kachin, y la de Lashio, en el estado Shan. Los kachin y
los shan son dos de los principales grupos étnicos organizadores de
rebelión - desde los días de la dictadura -, y que han luchado con el
ejército birmano.
"La violencia étnica y el conflicto implacable en la región del norte de
Myanmar están ejerciendo presión sobre los aspectos físicos,
emocionales y psicológicos de las personas, mientras que las condiciones
para garantizar el sustento, la educación y la paz en la región siguen
siendo críticas", señala el obispo expresando su dolor ante esta
situación.
En este contexto, la diócesis de Myitkyina está tratando de vivir el año
2020, explica Mons. Tang, "concentrándose en los desafíos para
responder a las necesidades concretas de los fieles, comenzando por la
salud, la educación y el desarrollo social, al mismo tiempo que se
siguen desarrollando los aspectos pastorales relacionados con el
crecimiento espiritual y la administración de los sacramentos".
En particular, un desafío al que se enfrenta la diócesis, es la
situación que afecta a muchos jóvenes que "interrumpen sus estudios por
varias razones", pero siempre vinculadas al malestar por la situación
actual. La Iglesia, a través de sus trabajadores pastorales, trata de
limitar este problema y "acompañarlos en el crecimiento y desarrollo de
una habilidad particular, proponiendo también itinerarios de formación
profesional, para que puedan tener una ocupación y una posición social
en la sociedad", explica el obispo.
La diócesis de Myitkyina tiene más de 90,000 católicos repartidos en 20
parroquias, atendidos por 64 sacerdotes y 120 religiosas.