Tapachula, MÉXICO (Agencia Fides, 20/01/2020) – “todos los que integramos esta familia
diocesana de Tapachula, cada uno según sus posibilidades y
responsabilidades, procuremos que a estos hermanos migrantes no les
falte un pedazo de pan, no sean violentados ni asaltados en su paso por
nuestra diócesis, no reciban muestras de rechazo ni desprecio y sientan,
pese a las circunstancias tan adversas, que caminan entre hermanos y
como hermanos, no como extraños, ni aventureros, ni delincuentes, ni
exiliados, ni despreciados. Dios premiará el esfuerzo que cada uno haga
por verlos, sentirlos y tratarlos como hermanos. Así como quisiéramos
que trataran a nuestros paisanos irregulares en los Estados Unidos”. Es
el llamamiento lanzado por Mons. Jaime Calderón Calderón, obispo de
Tapachula, a los sacerdotes, seminaristas, a las religiosas y a los
laicos de su diócesis, después de las noticias referidas a una nueva
caravana de emigrantes provenientes de Honduras que se está moviendo
para llegar
a los Estados Unidos de América.
“Las declaraciones del gobierno federal y el silencio del gobierno
estatal nos muestran que la postura oficial es, como en otras ocasiones,
ambigua y titubeante” denuncia el obispo en su mensaje recibido en la
Agencia Fides, titulado «responsabilidad y amor por nuestros hermanos».
Al no tener certeza de que la caravana de los migrantes puede atravesar
la frontera, llegar a Tapachula o continuar más allá del estado de
Chiapas dice “Teniendo en cuenta esta incertidumbre, pero conscientes de
nuestro deber cristiano como bautizados, hijos de Dios -Padre de todos
sin diferencias ni distinciones- sentimos el deber de mostrar con
sencillez, claridad y determinación nuestro pensar con relación a los
hermanos que vienen en la caravana” continúa Mons. Jaime Calderón
Calderón.
El obispo recuerda que la familia diocesana de Tapachula “siempre se ha
distinguido por ser una Iglesia particular fraternal y solidaria que,
desde su pobreza, se ha esmerado en mostrar el rostro misericordioso de
Dios, siendo hospitalaria con los hermanos migrantes”. Su rostro es el
del buen samaritano, por lo que “procuraremos que, de paso o en una
estancia temporal o definitiva en nuestro territorio diocesano, los
hermanos migrantes no acumulen más sufrimientos que las inclemencias que
de por sí trae consigo un camino largo, tortuoso, accidentado, inseguro
y violento”.
En su comunicado el obispo encarga a las diferentes comunidades,
coordinadas por la Comisión de emergencia y por los Vicarios foráneos,
el compromiso de asistir a los migrantes que atraviesan el territorio
diocesano, pidiendo a Dios “que nos ayude, una vez más, a hacer esta
labor con un alto sentido de responsabilidad y de amor por nuestros
hermanos”.