Bujumbura, BURUNDI
(Agencia Fides, 11/09/2014) - “No creemos en esta pista. La
detención de esta persona es una excusa para desviar la
investigación sobre el homicidio de las hermanas”, dice a Fides la
hermana Delia Guadagnini, ex Superiora regional de las Misioneras
Javerianos en la República Democrática del Congo y Burundi, que
conocía bien a las tres hermanas, localizada por teléfono de camino
a Bukavu, donde acompaña a sus hermanas de comunidad a la ciudad
congoleña donde serán enterradas.
La policía de
Burundi ha comunicado que ha arrestado al culpable del asesinato de
las tres misioneras Javerianas, la hermana Lucía Pulici, la hermana
Olga Raschietti y la hermana Bernadetta Boggian, salvajemente
asesinadas el domingo 7 de septiembre en la misión de Kamenge, un
distrito al norte de Bujumbura, capital de Burundi. Christian Claude
Butoyi, de 33 años, parece haber matado a las tres religiosas porque
estaba convencido de que su convento fue construido en un terreno que
pertenecía a su familia.
“No creemos que
este horrible crimen ha sido cometido por una sola persona - dice la
hermana Delia Guadagnini -. La impresión es que han sido más de una
persona y que aunque es horrible de decir, 'sabían hacer el
trabajo', así como conocían muy bien nuestra casa. El Señor
juzgará. Sin embargo, seguiremos adelante con nuestra misión”.
La religiosa
continua: “ayer por la mañana en Bujumbura, en el funeral de
nuestras hermanas, nos sentimos confortadas por la presencia de un
gran número de personas, desde las más simples a las autoridades.
Inmediatamente después del funeral comenzó el recorrido de la
procesión fúnebre. Hasta la frontera con la República Democrática
del Congo fuimos escoltadas por la policía de Burundi. Luego,
cruzando la frontera, llegamos a Luvungi donde nuestras tras
misioneras trabajaron durante mucho tiempo. Allí nos detuvimos para
celebrar una misa de sufragio. Nos hemos puesto en camino de nuevo
esta mañana a las 6 am, esperamos llegar a 11 para la misa”, dice
la hermana Delia, con la esperanza de que “la sangre derramada
traiga nuevas vocaciones a la Iglesia y África. Les esperamos.
Espero que los jóvenes italianos se sienten movidos por este
evento”, y concluye: “Yo voy a ocupar el lugar dejado por las
hermanas asesinadas”.