Según la información de la Agencia Fides, hablando a una multitud de unos 100.000 peregrinos, el Cardenal Bo ha dicho: “Las siete espadas de la Virgen Dolorosa en Myanmar son: el capitalismo clientelista, por el que unas pocas familias poseen todo; el rechazo a resolver los conflictos a través del diálogo eficaz, peor con el uso de la violencia; las leyes injustas que siguen privando a los pobres de sus tierras; la economía criminal de las drogas y de la trata de personas; la discriminación de las minorías étnicas; la destrucción y el saqueo de los recursos naturales; la falta de oportunidades de educación y empleo para los pobres.
Ante estas dificultades, continúa el texto enviado a la Agencia Fides, “el pueblo pide la ayuda materna y misericordiosa de nuestra querida madre de todo Myanmar. Nosotros, como seres humanos, vivimos con limitaciones e incapacidades. María es aquella en la que podemos confiar porque ella es nuestra madre amorosa”, que mira a sus hijos con compasión. Precisamente la compasión que “el Santo padre Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos invita a practicar, sustituyendo la indiferencia”.
El cardenal ha recordado que “no puede existir un cristianismo egoísta”, citando “a millones de nuestros jóvenes que viven como refugiados en los países vecinos; los agricultores que están perdiendo sus tierras: las miles de personas que viven en comunidades desplazadas”. “En este tiempo de Cuaresma estamos llamados a cuidar unos de otros. Así como nuestra Madre María cuida de la humanidad”.