Beirut, LÍBANO (Agencia Fides, 04/01/2016) – La condena a muerte del Imam chií Nimr Baqir 
al-Nimr, ejecutada por el gobierno de Arabia Saudita, el 2 de enero, 
“provoca, como efecto inmediato, el deterioro de la crisis institucional
 libanesa, pero sus efectos catastrófico también se están registrando ya
 en todos los escenarios de conflicto que asolan Oriente Medio, 
comenzado por Siria e Iraq, hasta Yemen”. Con estas palabras, el 
sacerdote maronita Rouphael Zgheib, Director Nacional de las Obras 
Misionales Pontificias en Líbano, describe las consecuencias 
desencadenadas por la ejecución del líder religioso chiíta.
 
“En Líbano, donde los vetos cruzados de los bloques políticos han 
impedido nombrar un Presidente de la República, puesto vacante desde 
mayo de 2014” comenta a la Agencia Fides don Rouphael, “se  estaba 
produciendo desde antes de Navidad, un intento de ampliar el consenso en
 torno a la candidatura de Suleiman Franyieh. Ese intento contaba con el
 apoyo de Arabia Saudita, pero precisamente por eso, todavía no se había
 ganado el apoyo de los chiítas de Hezbolá. Ahora, después de lo 
ocurrido, la iniciativa desarrollada en torno Franyieh está agonizando. 
 
Y los jefes de Hezbolá han definido a Arabia Saudita como un 'régimen 
asesino'”. Según el Director de las OMP en el Líbano, esta “provocación 
dirigida y fuerte” de Riad “puede tener el efecto de bloquear los 
frágiles proyectos de paz con los que se trataban de contrarrestar los 
conflictos en curso en la región. Después de este golpe, las 
perspectivas de paz parecen derrumbarse, y es probable que se encienda 
aún más el conflicto en Yemen, Siria e Iraq”. 
 
