Bangkok, TAILANDIA (Agencia Fides, 16/01/2016) – La condición de vida de los refugiados
cristianos que huyeron a Tailandia y que han solicitado asilo al país,
es dramática. En un fenómeno que está asumiendo una entidad cada vez
mayor para muchos cristianos paquistaníes, dada la creciente hostilidad,
o debido a las acusaciones de blasfemia, que optan por emigrar a
Tailandia. Aquí buscan asilo, pero mientras tanto son considerados
“ilegales” y llevados a los campos de detención especiales para los
refugiados, donde las condiciones de vida y la asistencia prestada están
por debajo de los estándares de la dignidad humana.
La joven de 30 años cristiana Samina Faisal, a raíz de la falta de
atención médica adecuada, ha fallecido a principios de enero. Y ahora
Pervaiz Ghouri Masih, de 53 años de edad, que estaba luchando contra un
cáncer, ha fallecido también. Pervaiz y su familia habían entrado en
Tailandia en febrero de 2012, huyendo de Pakistán después de las falsas
acusaciones de blasfemia. Su salud se deterioró y sólo en los últimos
días ha sido llevado al hospital gracias a la intervención del el Alto
Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Pervaiz ha muerto
después de un ataque al corazón el 10 de enero de 2016.
Decepcionados y frustrados, los miembros de su familia han decidido
regresar a Pakistán con el cuerpo de Pervaiz. El intento de escapar para
buscar una vida mejor ha terminado con la muerte del cabeza de familia.
La familia de Samina Faisal, ha decidido quedarse en Tailandia y
enterrarla aquí, luchando por los derechos y por la emancipación de los
refugiados paquistaníes. Las organizaciones y los líderes cristianos
paquistaníes denuncian la situación de estos refugiados, abandonados a
sí mismos y en condiciones inhumanas.