Ouagadougou, BURKINA FASO (Agencia Fides, 18/01/2016) - “En las iglesias de Burkina Faso, los
fieles oran por la paz”, dice el padre Oscar Zoungrana, Director
Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de Burkina Faso,
donde el 15 de enero un grupo de terroristas de Al Qaeda en el Magreb
Islámico (AQMI) asesinaron al menos a 29 personas de diferentes
nacionalidades en el atentado al hotel Splendid (frecuentado
especialmente de funcionarios de la ONU) y al restaurante cercano “Le
Cappuccino”.
“La población todavía está en estado de shock. Es cierto que un episodio
similar ocurrió recientemente en Malí, cerca de nuestro país, y muchos
dijeron que Burkina Faso podría ser objetivo de los terroristas, pero no
se esperaba un atentado tan pronto”, dice a Fides Don Oscar. “Para
muchos ha sido algo inesperado, ya que en nuestro país nunca ha ocurrido
una tragedia de estas proporciones. Había ocurrido un ataque contra
algunos gendarmes en la frontera con Malí, pero una cosa de esta
magnitud en la capital, nos ha tomado por sorpresa”.
Burkina Faso acaba de terminar un período de transición tras el
derrocamiento del ex presidente Blaise Compaoré, que ha culminado con
las elecciones del 29 de noviembre, que han llevado a la designación de
Roch Marc Christian Kaboré como nuevo Presidente.
“El nuevo gobierno que acaba de tomar posesión, ha celebrado el sábado,
16 de enero, una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para
tomar algunas medidas, entre ellas el derecho a celebrar un luto
nacional de tres días”, señala el padre Oscar. “También se han ampliado
el toque de queda establecido en las horas del ataque terrorista,
mientras continúa la investigación para esclarecer como ocurrieron los
hechos. El lugar del atentado todavía está rodeado por las fuerzas de
seguridad para permitir el trabajo de los investigadores. Malí y Burkina
Faso también han acordado coordinar los esfuerzos para luchar contra
los terroristas y se ha reforzado la colaboración de las fuerzas
francesas y estadounidenses presentes en nuestro país, que encabezaron
el asalto final para liberar a los rehenes de hotel”. Según el
sacerdote, el objetivo de los terroristas no es tanto el de
desestabilizar el país como el de “tomar como objetivo a los extranjeros
para bloquear la cooperación entre los países africanos, como Burkina
Faso y Malí, y Europa y las instituciones internacionales”.