CIUDAD DEL VATICANO, 19 de enero 2016
(VIS).- ''Diálogo Interreligioso y extremismo: Razones y remedios" es el
título del Primer Foro de Pensadores Árabes convocado en Abu Dhabi del
17 al 18 de enero por el Centro de Estudios Estratégicos e Investigación
de los Emiratos Arabes. El único relator no musulmán fue el Padre
Miguel Angel Ayuso Guixot, Secretario del Pontifiicio Consejo para el
Diálogo Interreligioso que intervino en la primera sesión donde también
tomó la palabra el Gran Muftí del Líbano, el Jeque Abdul Latif Daryan.
En las otras sesiones participaron también diversas personalidades de
los Emiratos Árabes así como de Egipto y Marruecos.
El
Padre Ayuso Guixot habló de cuatro puntos claves: extremismo, cultura
del encuentro, papel clave de los líderes religiosos, necesidad de un
diálogo sincero e importancia de la oración, puntualizando que sus
palabras no obedecían a consideraciones económicas, políticas, sociales o
culturales sino que prefería, como cristiano, recordar las palabras que
en diversas ocasiones el Papa Francisco había dirigido a la Comunidad
Internacional sobre cómo construir una paz que pudiera contrarrestar el
extremismo.
En
primer lugar citó el discurso del Santo Padre al Cuerpo Diplomático el
pasado 11 de enero en el que afirmó que extremismo y fundamentalismo
encuentran terreno fértil no sólo en la explotación de la religión con
fines de poder, sino también en el vacío de ideales y la pérdida de la
identidad - incluyendo la identidad religiosa- Este vacío da lugar al
temor que conduce a ver al otro como una amenaza y un enemigo y a la
intransigencia en la defensa de las ideas preconcebidas. ''Sin embargo,
el mayor reto al que nos enfrentamos -dijo Ayuso Guixot- es el de
superar la indiferencia con el fin de trabajar juntos por la paz, un
bien que constantemente hay que buscar, para la promoción de una
"cultura del encuentro". Una cultura cuya motivación para el Papa se
asienta en el diálogo interreligioso de cara al compromiso mutuo en
favor de la paz y la justicia, que constituye el presupuesto de todos
los intercambios.
Refiriéndose
al papel clave de los líderes religiosos, el Secretario del Pontificio
Consejo para el Diálogo Interreligioso subrayó que las tendencias
extremistas, independientemente de su origen, constituyen una de las
amenazas más peligrosas para la paz y la seguridad mundiales y son
incompatibles con la verdadera ética religiosa. En consecuencia los
líderes religiosos y los líderes de opinión deben identificar a los
portadores de falsas creencias y comportamientos que imbuyen su
ideología religiosa y apoyar campañas de sensibilización con el fin de
prevenir el extremismo en la sociedad y sentar las bases para la
moderación.
"Como líderes religiosos -dijo citando nuevamente al Santo
Padre- estamos obligados a denunciar todas las violaciones contra la
dignidad humana y los derechos humanos. La vida humana, don de Dios el
Creador, posee un carácter sagrado. Como tal, cualquier violencia que
busca justificación religiosa merece la más enérgica condena porque el
Omnipotente es el Dios de la vida y la paz''.
Hablando
de la necesidad de un diálogo interreligioso sincero, el prelado
observó que lo que une a los creyentes es el camino de la vida,
partiendo de nuestra identidad y para el bien de nuestros hermanos y
hermanas. ''Cada uno de nosotros ofrece el testimonio de su identidad a
los demás y se involucra en el diálogo con ellos. Entonces el diálogo
puede pasar a cuestiones teológicas. Pero aún más importante y hermoso
es caminar juntos sin traicionar nuestra propia identidad, sin
disfrazarla, sin hipocresía ".
Por
último, recordó que los creyentes no tienen la receta para resolver
todos los problemas que afligen a la humanidad, desde el hambre a la
corrupción, pasando por la guerra o la decadencia moral, pero tienen un
gran recurso, la oración. Rezar según sus respectivas tradiciones, para
solicitar los dones que anhela la humanidad.