Cracovia, POLONIA, 28 de julio de 2016 (VIS).- La primera jornada del Papa en Cracovia se cerró con un saludo desde
la ventana del arzobispado a los jóvenes que se agolpaban para ver a
Francisco fuera del edificio y que prorrumpieron en aplausos cuando se
asomó para dedicarles unas palabras y rezar con ellos.
“Os saludo, os saludo cordialmente. –dijo- Os veo con mucho
entusiasmo y mucha alegría. Pero ahora debería decir una cosa que nos
entristecerá el corazón. Permanezcamos en silencio. Es una cosa referida
a uno de vosotros. Maciej tenía poco más de 22 años. Había estudiado
diseño gráfico y había dejado su trabajo para ser voluntario de la JMJ.
En efecto, todos los dibujos de las banderas, las imágenes de los santos
patronos, del equipo del peregrino, y demás, que adornan la ciudad son
suyos. Precisamente en este trabajo encontró su fe. En noviembre se le
diagnosticó un cáncer. Los médicos no pudieron hacer nada, ni siquiera
con la amputación de una pierna. ¡Él quería llegar vivo a la visita del
Papa! Tenía un puesto reservado en el tranvía en el cual viajará el
Papa. Pero murió el 2 de julio. La gente está muy afectada: nos hizo un
gran bien a todos. Ahora, todos en silencio, pensemos en este compañero
de camino, que ha trabajado tanto por esta Jornada; y todos nosotros,
en silencio, desde el corazón recemos. Que cada uno rece desde su
corazón. Él está presente entre nosotros”.
Tras unos minutos de silencio, FRANCISCO agregó: “Alguno de vosotros
puede pensar: «este Papa nos estropea la tarde». Pero es la verdad, y
debemos acostumbrarnos a las cosas buenas y a las cosas malas. La vida
es así, queridos jóvenes. Pero hay algo de lo cual no podemos dudar: la
fe de este chico, de este amigo nuestro, que ha trabajado tanto para
esta JMJ, le ha llevado al cielo, y él está con Jesús en este momento,
¡mirándonos a todos nosotros! Y ¡esta es una gracia! ¡Un aplauso a
nuestro compañero! Nosotros también le encontraremos un día: «¡Ah, eras
tú! ¡Encantado de conocerte!». Es así. Porque la vida es así: hoy
estamos aquí, mañana estaremos allá. El problema es elegir el camino
adecuado, como lo ha elegido él”.
“Demos gracias al Señor porque nos da estos ejemplos de coraje, de
jóvenes valientes que nos ayudan a seguir adelante en la vida. Y ¡no
tengáis miedo, no tengáis miedo! Dios es grande, Dios es bueno y todos
nosotros tenemos algo bueno dentro.
Ahora me retiro. Mañana nos veremos, nos volveremos a ver. Vosotros,
cumplid vuestro deber, que es hacer lío toda la noche...Y mostrar
vuestra alegría cristiana, la alegría que el Señor os da por ser una
comunidad que sigue a Jesús.Y ahora os doy la bendición. Y como hemos
aprendido de niños antes de irnos, saludamos a mamá. Recemos todos a la
Virgen, cada uno en su propio idioma. Ave, o María”
Tras rezar el Ave María todos juntos, el Papa bendijo a los presentes
y se despidió de ellos: “¡Buenas noches!¡Buenas noches! Y rezad por mí”.