CIUDAD DEL VATICANO, 23 de julio de 2016 (VIS).- El Reverendo Pawel Rytel-Andrianik, portavoz de la Conferencia
Episcopal de Polonia, país al que se desplazará el Santo Padre FRANCISCO el
próximo 27 de julio en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, ha
informado recientemente del estado de la acogida a los refugiados en esa
nación en la situación actual de crisis migratoria que ve como
protagonista principal al continente europeo. Reproducimos un breve
resumen de su informe.
Polonia no se encuentra en la ruta principal de los flujos
migratorios en Europa, ni tiene conexiones directas con las principales
rutas de migración a Europa (Mediterráneo oriental, central y
occidental) que atraviesen el territorio polaco. Existe la llamada ruta
oriental europea que no es muy usada y tiene sobre todo repercusiones
locales. En 2015 se presentaron en Polonia 12,325 solicitudes de
asilo. La mayoría eran de ciudadanos de la Federación de Rusia
(chechenos) 7,989, ucranianos (2,305) y de otros países, por ejemplo:
Georgia (394), Siria (295) Armenia (195). De ahí que los problemas no
sean los mismos que se presentan en la mayor parte de los países
miembros de la UE. En el primer trimestre de 2016 se presentaron 2.627
solicitudes de asilo. Aparte de las dos nacionalidades principales
anteriormente mencionadas, es oportuno citar las solicitudes de Turquía
(kurdos) y de Tayikistán (300).
Polonia es un país homogéneo desde el punto de vista étnico. El
fenómeno de la inmigración en general (en particular de los refugiados y
desplazados) es nuevo, diferente, y extraño para el polaco medio. Por
esta razón, aunque según las estadísticas oficiales los extranjeros que
residen legalmente en Polonia son el 0.4%, de la población, hay
grandes temores. El motivo hay que buscarlo en la ausencia de debate
público, en la complicada materia de la ley y de los procedimientos de
migración, en la insuficiente involucración de los organismos
gubernamentales y de las organizaciones no gubernamentales etc…Tampoco
hay un programa sistemático que instruya a los polacos sobre la
diversidad basada en la religión, la raza, la cultura etc.., si bien
existan algunos programas en ámbito local o destinados a grupos
específicos como a los agentes de la policía o de fronteras.
Gracias a la generosidad de los católicos polacos ha sido posible
ayudar a los refugiados procedentes , entre otros países, de Sudán,
Nigeria, Egipto, Líbano, Siria e Irak. Desde 2009 los obispos polacos
organizan en sus diócesis recaudaciones de fondos para los refugiados
de cualquier credo. Así, los católicos en Polonia han recogido sólo en
2014 más de 5 millones de zloty (1,2 millones de euros) a favor de los
refugiados y la Caritas polaca actualmente ayuda a unas 3.000 personas
procedentes de África, Europa del Este y otros migrantes.
Poco después del llamamiento lanzado por el Papa FRANCISCO en el Ángelus del 6 de septiembre para que cada parroquia, cada convento y
cada santuario en Europa acogiera a una familia de refugiados durante el
Jubileo, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Polaca escribía:
"La Iglesia Católica en Polonia, llamada a prestar ayuda a otras
personas, de manera particular durante el Año de la Misericordia, hará
todo lo que esté en su poder para ayudar a los refugiados en su difícil
situación” y confiaba a Caritas Polska la responsabilidad de la
organización y coordinación de las iniciativas relativas a la ayuda a
los refugiados a nivel diocesano, a través de las Cáritas diocesanas. Al
mismo tiempo recordaba la responsabilidad de las autoridades
nacionales a la hora de garantizar la vigilancia, la seguridad y los
servicios básicos para los refugiados.
El 30 de junio 2016 en la sede de la Conferencia Episcopal se
firmaba el Mensaje de las Iglesias Cristianas en Polonia con respecto a
la solución del problema de los migrantes, en el cual se decía:”No
deberíamos perder de vista que la razón principal de la crisis
migratoria actual son las guerras en Medio Oriente y África. De ahí
brota la necesidad de rezar por la paz, de continuar los esfuerzos de
mediación y de apelar incesantemente a la conciencia de los gobernantes.
Muchas personas se han quedado en sus propios países, y allí esperan
que nuestra ayuda llegue directamente a las regiones afectadas. Al
mismo tiempo, debemos acoger a aquellos que han decidido dejar la tierra
de sus antepasados. Pedimos a los fieles de nuestras iglesias que recen
y ayuden a los necesitados. No podemos abandonar la búsqueda de
soluciones a la crisis en curso”.