Cracovia, POLONIA, 29 de julio de 2016 (VIS).- También ayer por la noche, el Papa FRANCISCO prosiguiendo la tradición
instaurada en sus días por Juan Pablo II se asomó a la ventana del Arzobispado de Cracovia para saludar a los fieles reunidos en la plaza,
entre los que se encontraban numerosas parejas de recién casados. Como
muchos de ellos lo hablaban o entendían el Santo Padre les habló en
castellano.
“Yo, cuando encuentro a uno que se casa… les digo: “¡Estos son los
que tienen coraje!” Porque no es fácil formar una familia. No es fácil
comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito,
porque ustedes tienen coraje”, dijo.
“A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre
adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen
siempre …tres palabras que expresan tres actitudes…que los pueden ayudar
a vivir la vida de matrimonio, porque en la vida de matrimonio hay
dificultades: el matrimonio es algo tan lindo tan hermoso, que tenemos
que cuidarlo, porque es para siempre. Y las tres palabras son “permiso,
gracias, perdón”.
Permiso. Permiso: siempre preguntar al cónyuge (la
mujer al marido, el marido a la mujer) “¿qué te parece?¿te parece que
hagamos esto? Nunca atropellar. Permiso.
La segunda palabra: ser agradecidos. Cuántas veces el marido le tiene
que decir a la mujer “gracias”. Y cuántas veces la esposa le tiene que
decir al marido “gracias”. Agradecerse mutuamente. Porque el sacramento
del matrimonio se lo confieren los esposos, el uno al otro. Y esta
relación sacramental se mantiene con este sentimiento de gratitud.
“Gracias”.
Y la tercera palabra es “perdón”, que es una palabra muy difícil de
pronunciar. En el matrimonio, siempre –o el marido o la mujer- siempre
tiene alguna equivocación. Saber reconocerla y pedir disculpas, pedir
perdón, hace mucho bien. Hay jóvenes familias, recién casados, muchos de
ustedes están recién casados, otros están por casarse. Recuerden estas
tres palabras, que ayudarán tanto a la vida matrimonial: permiso,
gracias, perdón. Repitámoslas juntos: permiso, gracias, perdón. ¡Más
fuerte, todos!”.
Bueno, todo esto es muy lindo, es muy lindo decirlo en la vida
matrimonial. Pero siempre hay en la vida matrimonial problemas o
discusiones. Es habitual y sucede que el esposo o la esposa discutan,
alcen la voz, se peleen. Y a veces vuelen los platos. Pero no se
asusten cuando sucede esto. Les doy un consejo: nunca terminen el día
sin hacer la paz.
¿Y saben por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy
peligrosa. ¿Y cómo tengo que hacer, padre, para hacer la paz?, puede
preguntar alguno de ustedes. No hacen falta discursos. Basta un gesto. Y
se acabó. Está hecha la paz. Cuando hay amor, un gesto arregla todo.
Los invito antes de recibir la bendición a rezar por todas las
familias aquí presentes: por los recién casados, por los que están
casados desde hace tiempo y por los que se van a casar.
Recemos juntos un avemaría, cada uno en su lengua”.
Después de rezar todos juntos el Ave María, el Papa pidió a las parejas, esta vez en italiano, que rezasen por él.