CIUDAD DEL VATICANO, 29 de julio de 2016 (VIS).- El Santo Padre FRANCISCO envío ayer por la tarde un mensaje en vídeo a los jóvenes
cubanos reunidos en La Habana para participar idealmente en la JMJ en
curso en Cracovia que reproducimos a continuación.
Queridos jóvenes reunidos en La Habana,
con mucha esperanza me uno a ustedes en este momento en que se ponen
en sintonía con la Iglesia universal que tendrá su corazón joven en
Cracovia. Confío en que estos días serán, para todos, una especial
ocasión para el fomento de la cultura del encuentro, la cultura del
respeto, la cultura de la compresión y del perdón recíproco. Eso es
“armar lío”; eso es soñar. Y los jóvenes tienen que “armar lío”.
Les sugiero que vivan la experiencia de escuchar con detenimiento el
Evangelio y luego poder hacerlo vivo en sus propias vidas de ustedes, en
las de su familia, sus amigos. Ustedes saben, el Evangelio transforma
el corazón: déjense transformar por sus palabras que «son espíritu y
vida»; esas palabras que son concretas, concretas como la vida, porque
ya a la edad de ustedes se habrán dado cuenta que la vida es concreta,
no son sueños, la vida es concreta, o la tomás como viene, concreta, o
fracasás.
Cuando recen el Vía Crucis recuerden que no podemos amar a
Dios si no amamos a los hermanos, y esto simplemente porque la Cruz es
la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Es decir, la Cruz es un
amor concreto para una vida concreta, un amor tan grande que hasta es
capaz de entrar en nuestro pecado, en nuestra miseria, perdonar el
pecado, curar la miseria. La Cruz es un amor que entra en nuestro
sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo; y entra también en la
muerte para vencerla y salvarnos.
Cuando atraviesen la Puerta Santa, déjense contagiar por este amor –
si me escucha un médico me va a retar – enférmense, enférmense de amor,
así aprenderán a mirar siempre a los demás con misericordia, con
cercanía, con ternura, sobre todo a quien sufre y a quienes tienen
necesidad de ayuda.
Estarán ante Jesús Sacramentado: acompáñenlo, porque en él, y solo en
él van a encontrar la fuerza para seguir el proyecto de felicidad más
hermoso y constructivo de nuestras vidas; porque, ¿saben?, el amor es
constructivo, el amor no destruye ni al enemigo, el amor siempre
construye. Y, cuando sean enviados por los obispos como Testigos de la
Misericordia, recuerden que el deseo más hermoso del Maestro es que no
le tengan miedo a nada. Chicos y chicas, no le tengan miedo a nada, sean
libres de las ataduras de este mundo y anuncien a todos, a los
enfermos, a los ancianos, a los tristes, que la Iglesia está llorando
junto a ellos, y que Jesús es capaz de darles nueva vida, de
resucitarlos.
Quizás les pueda ayudar lo que nos legara el Venerable Padre Félix
Varela: ustedes «son la dulce esperanza de la patria». ¡Arriesgado el
padrecito! Pero se lo dice a ustedes, no me lo dice a mí, ustedes son
«la dulce esperanza de la patria». Para ser portadores de la esperanza,
será necesario que no pierdan esa capacidad de soñar. Recuerden que en
la objetividad de la vida tiene que entrar esa capacidad soñadora, y que
quien no tiene la capacidad de soñar está clausurado en sí mismo (cfrSaludo a los jóvenes del Centro Cultural “Padre Félix Varela”,
La Habana, 20 de Septiembre de 2015). Yo añadiría algo más: quien no
tiene la capacidad soñadora, ya se jubiló. Los jóvenes que no tienen
esta capacidad de soñar y andar adelante ya se jubilaron y no sirven ni
para papel picado en fiesta de carnaval.
Jóvenes cubanos: ¡Ábranse a cosas grandes! No tengan miedo, no sean
triquisniquis. ¡Sueñen que el mundo con ustedes puede ser distinto!
¡Sueñen que Cuba con ustedes puede ser distinta y cada día mejor! ¡No se
rindan! En este empeño, es importante, es preciso abrir el corazón y la
mente a la esperanza que da Jesús.
Y nunca olviden que esa esperanza es sufrida; la esperanza sabe
sufrir para llevar a cabo un proyecto, pero tampoco olviden que ella da
vida, es fecunda. Y con esa esperanza no serán estériles, sino que darán
vida a los demás, harán patria, harán Iglesia, harán cosas grandes. ¿Por
qué? Porque la esperanza es convocadora para construir “la amistad
social”, aunque se piense diferente. No es necesario que todos piensen
igual, no, no, todos tienen que unirse en la “amistad social”, aunque
uno piense de otra manera o tenga otra convicción; pero todos tienen
algo común: ese deseo de soñar y ese amor a la patria. Lo importante,
iguales y diferentes, es construir la “amistad social” con todos; tender
puentes, trabajar mancomunados. ¡Tender puentes! Alguno de ustedes me
podrá decir: ¿Y cómo puedo yo tender un puente, si no soy no carpintero,
ni ingeniero? Todos podemos tender puentes, con la palabra, con el
deseo, con el corazón. Pero ahora los invito a ser constructores de un
puente humano, del primer puente que se tendió en la historia: dense la
mano, estiren el brazo y dense la mano. ¡Háganlo! Y así, ya, todos
juntos, con la mano tendida, estamos dando testimonio de que queremos
tender puentes y trabajar mancomunados.
Muchachos y muchachas, reunidos en La Habana, pero con el corazón
puesto enCracovia: ¡no se desencuentren! ¡vayan juntos! Tiendan puentes,
siempre con la mano tendida.
En ese caminar, los anima la Virgen María de la Caridad. Ella desde
hace más de 400 años acompaña la fe, la esperanza y el encuentro entre
todos los cubanos. Pongoa sus pies, todo lo hermoso que su Hijo les
regalará en estos días. Y recuerden las palabras de Ella en Caná: “Hagan
lo que él les diga”.
Les aseguro mi cercanía y mi oración por ustedes y por todo el amado
pueblo cubano, a la vez que, con particular afecto, los bendigo. Y como
siempre les pido: recen por mí. Un abrazo y un puente.