Brazzaville, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 16/03/2018) -“La iglesia en la República del Congo fue
fundada hace 135 años por los misioneros franciscanos de la Congregación
del Espíritu Santo los cuales llegaron a Brazzaville en 1880. Desde
entonces la iglesia se ha asentado por todo el país. Hay iglesias y
parroquias por doquier y sobre todo comunidades de fieles muy vivas”:
así lo explica en una conversación con la Agencia Fides el p. Armand
Brice Ibombo, Secretario General de la Conferencia Episcopal del Congo
(Congo Brazzaville).
“Los desafíos a los que nos enfrentamos como Iglesia son muchos: en
primer lugar, está la formación de los laicos para que comprendan la
doctrina de la Iglesia y puedan dar razón de la esperanza por su fe,
como dice San Pedro. De este modo los laicos, bien formados, pueden
confrontarse con las que se conocen como 'Iglesias del despertar', de
origen pentecostal o las mismas sectas religiosas que proliferan en todo
el Congo y que no ven muy bien a la Iglesia Católica”, explica el p.
Armand. “Estas iglesias hacen todo lo posible para atraer a los fieles,
embaucándoles con bienes materiales. A menudo son financiadas desde el
extranjero, en particular desde los Estados Unidos; muchos de sus
pastores vienen de fuera de nuestro país”, subraya el Secretario General
de la Conferencia Episcopal. “Sin embargo, también hay iglesias de
origen local que obtienen recursos de la población con la promesa de
beneficios futuros, explotando la credulidad de los pobres”, agrega.
El p. Ibombo también comenta que en la República del Congo “además de
las iglesias evangélicas y pentecostales, también se está extendiendo la
religión islámica, con modalidades similares a las 'iglesias del
despertar', a través de ayudas económicas destinadas especialmente a los
jóvenes. A algunos de ellos se les ofrece la posibilidad de abrir un
comercio, mientras que a otros la oportunidad de viajar para estudiar en
un país árabe”. Pero todo este fenómeno religioso parece tener otros
fines ocultos.
Según el p. Armand, “desde hace algún tiempo ha habido un pequeño
aumento de chicos congoleños que se han convertido en musulmanes y que
dan testimonio de su nueva fe usando ropa islámica. Por el momento no
hay problemas. Pero tememos que se puedan infiltrar en el país algunos
extremistas. El Congo limita con la República Centroafricana donde hay
grupos islamistas como los Seleka. Centroáfrica a su vez limita con
Camerún, donde los islamistas nigerianos de Boko Haram llevan
infiltrados desde hace mucho tiempo. Si todos estos movimientos se unen,
el próximo objetivo sería nuestro país, y las señales que notamos no
son alentadoras”.
“Para hacer frente a estos desafíos además de la formación de los
laicos, debemos centrarnos en la educación de los jóvenes”, enfatiza el
Secretario. “Nuestros estudiantes necesitan formarse no solo
culturalmente sino también espiritualmente, con valores cristianos y
humanos, como nos lo pide la Doctrina Social de la Iglesia. Si queremos
tener un futuro de paz en nuestro país, este depende de nuestro
compromiso con nuestros jóvenes, a los que debemos guiar siguiendo los
pasos de Cristo”.
El sacerdote señala: “La República del Congo vive un momento especial a
nivel político desde los años noventa. Esta situación lleva a los
Obispos, al clero, a los religiosos, a los laicos a comprometerse más a
nivel pastoral en la proclamación del Evangelio”. “Se requiere paciencia
y una oración continua por la paz. Los obispos, con sus declaraciones
sobre la situación política y social, recuerdan al gobierno que lo
primero en lo que debe pensar es en el bien común y la paz” concluye el
p. Armand.