Roma, ITALIA (Agencia Fides, 23/10/2018) - "La missio ad gentes es la forma original, el
paradigma y el modelo que configura toda la misión evangelizadora de la
Iglesia, porque expresa el anuncio del Evangelio y la transformación
sacramental del mundo, haciendo que todos los pueblos sean discípulos
misioneros del Señor Jesús. La especificidad de la missio ad gentes,
dentro de la misión evangelizadora de la Iglesia, se encuentra en su
peculiar relación con el encuentro personal con Jesucristo y su
Evangelio, con la ausencia de una fe cristiana capaz de generar nuevas
culturas, con mujeres y hombres cuyas religiones y cuyos pueblos todavía
anhelan la salvación del pecado y de la muerte en el aquí y ahora de la
historia humana", explicó el padre Fabrizio Meroni, PIME, Secretario
General de la Pontificia Unión Misional, en un discurso pronunciado con
motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, con ocasión de la apertura
del año académico en la Pontificia Facultad Teológica
"Seraphicum" de la Orden de Frailes Menores Conventuales.
En la intervención titulada "¿La misión ad gentes todavía interesa? Una
reflexión teológica pastoral", el padre Meroni, director del Centro
Internacional de Animación Misionera y de la Agencia Fides, explicó:
"Conocer a Cristo o no conocerlo, ser bautizado o no ser bautizado,
abrazar la fe cristiana y pertenecer a la Iglesia, vivir el Evangelio de
la reconciliación y experimentar el perdón de Dios o no, hacen la
verdadera diferencia…Para colaborar en la salvación del mundo, debemos
amarlo (cf. Jn 3,16) y estar dispuestos a dar la vida sirviendo a
Cristo, el único Salvador del mundo. Nosotros no tenemos un producto que
vender, sino una vida que comunicar: Dios, su vida divina, su amor
misericordioso, su santidad”.
El padre Meroni, secretario de la PUM, comentó con las palabras del Papa
Francisco: "Es el Espíritu Santo quien nos envía, nos acompaña, nos
inspira. Él es quien dirige la Iglesia, no nosotros (Papa Francisco,
Discurso a los directores nacionales de las Obras Misionales
Pontificias, 1° de junio de 2018). La misión, la conversión, el bautismo,
la fe y el amor representan la voluntad del Señor Jesús con respecto a
su Iglesia. Vender un producto con fines religiosos de lucro o de
aumentar el número de seguidores, manipular la libertad de las personas
en sus más profundas necesidades materiales y espirituales de salvación,
sumadas a las ideologías y opiniones religiosas es proselitismo”.
La misión de Jesús, corazón y motivación de la misión de la Iglesia, es,
en cambio, comunicación de la vida divina: "Dar la vida de Dios Padre,
ofrecer la vida del Espíritu Santo, sacrificarse por la vida en Cristo,
representa el origen y la finalidad de la misión, desde su forma
original de missio ad gentes hasta su realización en la Jerusalén
celestial, morada de Dios entre los hombres (cf. Ap 21)".
Y concluyó: "La missio ad gentes, como primer anuncio a las personas,
lugares y pueblos aún no transfigurados por la Pascua de Jesús, califica
la evangelización de la Iglesia guiada por el Espíritu Santo en su
tarea irrenunciable de penetrar, convertir y transfigurar el mundo hasta
los confines de la tierra, para que todos podamos ser salvados. La
missio ad gentes corresponde, aunque no se reduce a ella, a la necesidad
natural inscrita en el corazón de todo hombre de ser salvado, es decir,
de experimentar la plenitud de la vida en la victoria sobre el pecado,
la enfermedad y la muerte. En la missio ad gentes la Iglesia está guiada
por la salvación de Jesús hacia un mundo que Dios mismo, el Salvador,
ya había creado y constituido para ser salvado en su Hijo Jesús".