CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 31 de octubre de 2018).- La fiesta de Diwali es celebrada por todos los hindúes y se conoce
como Deepavali o "fila de lámparas de aceite". Fundada simbólicamente en
una mitología antigua, representa la victoria de la verdad sobre la
mentira, de la luz sobre la oscuridad, de la vida sobre la muerte, del
bien sobre el mal.
La celebración verdadera y propia dura tres días y marca el comienzo de
un nuevo año, la reconciliación familiar, especialmente entre hermanos y
hermanas, y la adoración a Dios.
Este año la fiesta será celebrada por muchos hindúes el 7 de noviembre.
Para la ocasión, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los hindúes un mensaje cuyo tema es: Cristianos e hindúes: en defensa de los vulnerables de la sociedad. El mensaje, firmado por el Secretario S.E. Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J., también ha sido enviado en hindi.
Sigue el texto del mensaje.
Cristianos e hindúes: en defensa de los vulnerables de la sociedad
Queridos amigos hindúes,
El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso os envía los más
cordiales saludos y buenos deseos cuando se acerca el momento de
celebrar Deepavali el 7 de noviembre de este año. ¡Que las
celebraciones que rodean esta fiesta fortalezcan el espíritu de amistad
y fraternidad entre vosotros y acrecienten la paz y la alegría en
vuestras familias y comunidades!
Sabemos por los boletines de noticias y los portales web, así como
por la experiencia directa, las dificultades diarias que soportan los
miembros vulnerables de nuestra sociedad: los pobres, los enfermos, los
ancianos, los discapacitados, los indigentes, los abandonados, los
migrantes; los marginados y excluidos social, religiosa, cultural y
lingüísticamente; y las víctimas de abusos y violencia, especialmente
las mujeres y los niños. En gran parte desamparados e indefensos,
descartados e ignorados por una sociedad cada vez más indiferente e
incluso insensible ante las necesidades y sufrimientos humanos, los
vulnerables en nuestra época y en cualquier lugar sufren enormemente.
En este contexto preocupante, deseamos compartir con vosotros una
reflexión sobre cómo nosotros, los hindúes y los cristianos, podemos
participar en los esfuerzos para defenderlos, protegerlos y ayudarlos.
El deber moral de cuidar a los vulnerables surge de nuestra creencia
compartida de que todos somos criaturas de Dios y, como resultado,
hermanos y hermanas, iguales en dignidad, con responsabilidad mutua.
También surge de la constatación de que a veces nosotros también nos
sentimos vulnerables, en busca de alguien que nos ayude. Una saludable
conciencia de nuestra condición humana común y de nuestro deber moral
hacia los demás nos inspira a promover su causa haciendo todo lo posible
para aliviar sus sufrimientos, defender sus derechos y restaurar su
dignidad.
No hay duda de que, en este sentido, individuos, grupos y comunidades
de diferentes partes del mundo están haciendo esfuerzos encomiables.
Sin embargo, dado el gran número de personas vulnerables y las
complejidades que suele llevar aparejada la respuesta a sus necesidades,
esos esfuerzos pueden parecer solo unas pocas gotas en un gran océano.
Aun así, las oportunidades de servicio están a nuestro alrededor, ya
que los vulnerables se pueden encontrar en cada comunidad y sociedad. Se
necesitan mayores esfuerzos, inspirados por un sentido de solidaridad,
para que perciban “la presencia de los hermanos y hermanas que se
preocupan por ellos y que, abriendo la puerta de su corazón y de su
vida, los hacen sentir familiares y amigos ". (Papa Francisco, Mensaje para la II Jornada Mundial de los Pobres,
18 de noviembre de 2018) Al final, la verdadera medida de la
civilización de cualquier sociedad es la forma en que trata a sus
miembros más vulnerables.
Se necesita atención y cooperación, no solo para defender el lugar
legítimo y los derechos de las personas vulnerables en la sociedad, sino
también para cultivar una cultura del cuidado y la atención por ellos.
También en nuestras familias, se debe hacer todo lo posible para
garantizar que nadie se sienta no deseado, no amado, ignorado o
excluido. Todos los niveles de la sociedad,- especialmente el de los
líderes políticos y gubernamentales y de aquellos mejor equipados para
brindar asistencia práctica-, deben mostrar un rostro y un corazón
humano a los vulnerables de nuestra sociedad y llegar a todos los que
sufren marginación y opresión. Esa generosidad no debe presentarse como
un gesto simbólico, sino como una inspiración divina y orientada hacia
la verdadera emancipación y el bienestar de los vulnerables y la defensa
de su causa.
Como creyentes arraigados en nuestras respectivas tradiciones
espirituales, y como individuos con preocupaciones compartidas por el
bienestar de todos, podemos unir nuestras manos con los seguidores de
otras tradiciones religiosas y con todas las personas de buena voluntad,
y hacer esfuerzos colectivos y concertados para asegurar un presente
alegre y un futuro esperanzador para nuestros hermanos y hermanas
vulnerables.
¡Os deseamos a todos un feliz Deepavali!