Bogotá, COLOMBIA (Agencia Fides, 23/10/2018) - Los Parlamentos Europeo y francés, el Gobierno
británico, las Comisiones de los Episcopados de la Unión Europea,
Francia, Inglaterra y Gales, Cáritas Internationalis y Alemania, así
como otras agencias católicas de cooperación, recibieron a mediados de
septiembre la visita de algunos representantes de la Conferencia
Episcopal de Colombia (CEC) para hablar sobre la cooperación continua y
necesaria en este momento crítico para sus países.
Monseñor Héctor Fabio Henao, Director Nacional de Pastoral
Social-Cáritas, -quien acompañó al Presidente de la CEC, el Arzobispo de
Villavicencio monseñor Oscar Urbina-, explica a Fides que “aunque en
Europa no tiene gran repercusión mediática lo que sucede en Colombia,
tenemos un interés común, preocupación y voluntad de cooperar por parte
de las instituciones para aliviar la situación de quienes buscan
protección en Colombia”, es decir, las víctimas de conflictos armados,
los cientos de miles de migrantes venezolanos y los líderes sociales
cuya vida corre peligro.
Para cada una de estas tres necesidades, se han puesto en marcha
distintos proyectos realizados en colaboración con algunas de las
instituciones europeas, en primer lugar Cáritas, con su grupo de trabajo
para Colombia. “Colombia ha dado un paso muy importante en la
construcción de la paz. Es necesario que la comunidad internacional siga
atenta y mantenga la solidaridad con nuestro país, que aún se encuentra
en una situación crítica, ya que muchas situaciones están relacionadas
entre sí”, advierte monseñor Henao.
“Se sabe que aún queda violencia en Colombia y que no es suficiente para
hacer las paces con las FARC. Podíamos haber imaginado que intentarían
tomar el control de los territorios que las FARC han dejado libres”,
explica. En las reuniones de Bruselas, -una de las cuales fue con el
Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani-, se destacó que la
actual crisis migratoria en Colombia, que se originó en Venezuela, es
“humanitaria y no solo política” y requiere una acción urgente.
Se reflejó en “los pactos mundiales sobre migraciones y refugiados que
se están firmando en este momento y en la necesidad de adaptar los
instrumentos internacionales a una asistencia adecuada e integral”. Los
delegados colombianos llamaron la atención sobre la complejidad y
profundidad de la crisis migratoria venezolana, que “debe verse en el
marco de una legislación mucho más amplia que la tradicional,
considerando las necesidades de esta población”.
Monseñor Urbina y Monseñor Henao destacaron que en medio de estas
situaciones “ha surgido la gran solidaridad del pueblo colombiano y su
enorme capacidad para brindar su hospitalidad”, junto con la necesidad
de “integrar a los migrantes en la sociedad colombiana y ofrecerles
protección, en un marco más amplio que contemple sus derechos”. Monseñor
Henao, sin embargo, no encontró de la parte europea la intención
precisa de “un seguimiento y una evaluación permanente de las
necesidades más urgentes y la forma de resolverlas”.
En la etapa francesa del viaje, con el Comité Permanente del Episcopado
Transalpino, se profundizó en el compromiso y las estrategias de
evangelización de cara a la migración y la pobreza en ambos países. En
las reuniones con la Asamblea Nacional, con Cáritas Francia y con otras
agencias católicas, se habló de la necesidad de continuar apoyando la
búsqueda de la paz estable, cuidando especialmente las situaciones de
pobreza extrema y la reforma rural completa de las áreas anteriormente
ocupadas por las FARC y la sustitución sostenible de cultivos ilícitos.
De las condiciones de seguridad de los defensores de derechos humanos se
discutió en Londres, tanto en las reuniones eclesiales como en las
gubernamentales.