Sydney, AUSTRALIA (Agencia Fides, 24/03/2020) - Las misas se han suspendido debido al
coronavirus, pero la conferencia episcopal ha puesto a disposición
recursos digitales útiles para no "cortar los puentes" y garantizar la
máxima proximidad pastoral a los fieles. “El primer ministro Scott
Morrison anunció nuevas medidas el 18 de marzo en respuesta a la
pandemia de COVID-19. Estas medidas incluyen la limitación de las
reuniones 'no esenciales' con un número mayor de 100 participantes, si
se llevan a cabo en interiores, o 500 participantes, si se llevan a cabo
al aire libre. Según estas pautas, los servicios religiosos, incluida
la misa, se consideran ‘no esenciales’. Los obispos católicos siguen
todos los consejos del Departamento de Salud para responder a la
emergencia COVID-19. Algunos obispos han tomado la difícil decisión de
suspender las misas públicas y han dispensado a los fieles de la
obligación de la liturgia dominical. Otros han emitido nuevas pautas
que les permiten continuar con las celebraciones, pero con las
restricciones de acceso impuestas por el gobierno". Así se informa en
una nota enviada a Fides por la Conferencia Episcopal de los obispos
australianos, en relación a las medidas de seguridad para la contención
del coronavirus.
En las diócesis donde se han suspendido las celebraciones, los fieles
podrán contar con un apoyo espiritual virtual, gracias a una serie de
recursos disponibles en el sitio web de la Conferencia Episcopal "para
sostener la vida de oración y continuar viviendo el domingo como un día
en que el encuentro con Dios es la actividad más importante". La nota
también subraya que muchas organizaciones católicas han apoyado la
iniciativa, dando acceso a material en línea que generalmente solo está
disponible bajo suscripción.
Australia ha superado los mil contagios: en una fase inicial, el pasado
mes de febrero, el brote australiano se contuvo con una cuarentena
forzada en la Isla de Navidad para cualquier persona que volviera de
China. El aumento de casos en los últimos días ha llevado al gobierno a
armarse y anunciar el cierre de las fronteras a los no residentes y no
ciudadanos. La decisión, según lo dicho por el primer ministro Morrison,
ha sido necesaria porque "alrededor del 80% de los casos australianos
son el resultado de personas que contrajeron el virus en el extranjero o
de aquellos que tuvieron contacto directo con personas que regresaron
de otros países".