Roma, ITALIA (Agencia Fides, 25/03/2020) – “Don Orione nos inspira a vivir este tiempo de
emergencia sanitaria y social con seriedad, en pleno respeto de las
normas e indicaciones públicas, pero también con la fantasía de la
caridad". Lo escribe el padre Tarcisio Vieira, Director General de la
Ópera Don Orione, en un mensaje enviado a todos los Orioninos en esta
situación de pandemia de coronavirus. La Pequeña Obra de la Divina
Providencia, fundada por San Luis Orione, se dedica a la evangelización
con diferentes tipos de apostolado, incluida la asistencia a los
enfermos, huérfanos, ancianos, discapacitados físicos y mentales, en una
treintena de países de Europa y África, Asia y América.
En estos días de emergencia sanitaria, han fallecido cuatro miembros de
la familia Orionina: el 20 de marzo, don Cesare Concas, de 81 años,
falleció en el hospital de Novi Ligure. El 23 de marzo, la hermana Maria
Ulisia (Evelina Felici), de 86 años, y la hermana Maria Filomena
(Rosaria Licitra), de 98 años, murieron en el hospital de Tortona.
También en el hospital de Tortona, el 24 de marzo, falleció la hermana
María Cristina (Hortencia Nicanora Fontes), nacida en Maldonado
(Uruguay), de 91 años.
En su carta, el padre Vieira informa, en medio de tantas noticias
tristes, de algunas "migajas" de bien: "Un sacerdote, el único ‘pariente
cercano’, que bendice un ataúd haciendo que no falte la oración de la
Iglesia. Un médico, con todos sus diplomas, que se dedica al servicio
más sencillo, como cubrir a un anciano residente. Un empleado que, ante
la imposibilidad de la presencia del sacerdote (todos en aislamiento
obligatorio), ‘bendice’ los ataúdes colocando una pequeña imagen de San
Luis Orione sobre ellos. Un párroco que, por la mañana, hace rondas de
llamadas telefónicas entre sus feligreses, tratando de comunicarse
particularmente con los ancianos aislados. Muchos laicos que ‘se reúnen’
en los medios de comunicación para rezar y apoyarse mutuamente. La
Comunidad del Santuario de Tortona, en cuarentena, en oración frente a
la urna del Fundador. Los voluntarios que, a pesar del peligro,
continúan preparando y distribuyendo comidas a las personas sin hogar.
Los seminaristas y religiosos de Córdoba que se turnan para reemplazar a
parte de los empleados en la asistencia a los residentes del
Cottolengo. Los clérigos del Teológico que continúan sirviendo en las
‘duchas vaticanas’ para ayudar a los sin techo”.
En esta situación sin precedentes, los Orioninos se comportan como lo
hubiera hecho el Padre Fundador, señala el Director General: "ante el
flujo continuo de noticias, para no permanecer cerrados en una emoción
estéril, Don Orione nos invita a la compasión activa", privilegiando a
los pobres, "cuidarlos es cuidar a Jesús". En nuestras instalaciones
tenemos muchas personas en una situación vulnerable, por lo que es más
importante que nunca cuidar la organización y la coordinación de todas
aquellas iniciativas que puedan protegerles”. Instando a mantener una
confianza firme en la Divina Providencia, que forma parte del nombre del
instituto, el Padre Vieira concluye con esta exhortación: "Después de
la crisis, habrá que correr para reactivar la economía, restablecer las
escuelas, reprogramar eventos culturales y deportivos y tal vez también
recuperar todas esas ‘fiestas’ que se han perdido. ¿No nos olvidaremos,
una vez más, de esos valores aprendidos a un alto precio? Nos toca a
nosotros, Orioninos, trabajar para acompañar y formar las conciencias
sobre cuáles son las prioridades. Empecemos ya hoy a construir el
mañana".
Don Aurelio Fusi, director de la Provincia "Madre de la Divina
Providencia" ha escrito una carta a los agentes sanitarios y a los
amigos del Centro Don Orione de Bergamo, un complejo socio-asistencial
dirigido por los Orioninos que cuenta con 222 camas de RSA, 60 camas de
Rehabilitación, 24 camas para personas en estado vegetativo persistente.
“Desde hace varios días, la vida de todos ha cambiado porque un enemigo
invisible ha venido a establecerse entre nosotros. Frente a él,
vosotros y todos nosotros, nos sentimos impotentes", escribe Don Fusi.
“Entonces, ¿qué hacer? ¿Deberíamos rendirnos? ¿Hay luz en esta noche?
Sí. vosotros sois la luz. He sabido –continúa -, que ahora sois menos
porque algunos de ustedes se han enfermado, pero un grupo valiente, sin
preocuparse de los horarios, las vacaciones o los derechos laborales,
está presente todos los días para ayudar a nuestros enfermos y llevarles
la terapia y el consuelo de la presencia. Lo que es cierto para los
enfermos, es aún más cierto para aquellos que están caminando hacia al
Señor”. “Queridos amigos, hoy Don Orione son ustedes - concluye Don Fusi
-, ya no con la sotana, sino con las batas blancas. Hoy, el reflejo del
rostro de Don Orione son ustedes, que acompañan las terapias con una
palabra de consuelo y una mirada amiga. les agradezco vuestra presencia y
vuestros sacrificios. Serán recompensados por el Señor que es grande en
el amor".