Luanda, ANGOLA (Agencia Fides, 27/04/2020) - “Debido a la pandemia, hemos pospuesto los
bautizos y las primeras comuniones que normalmente celebramos en Pascua.
Ahora, debido a la propagación del coronavirus en el país, nadie sabe
cuándo podrán celebrar el bautismo o acercarse a la mesa del Señor
nuestros catecúmenos: en este momento invitamos a los fieles a rezar en
casa y hacer de este período una oportunidad para meditar e interiorizar
la palabra de Dios". Lo dice a la Agencia Fides el padre Angelo
Besenzoni, misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA),
subrayando el hecho de que hoy, a pesar de la distancia que impone esta
pandemia, la Iglesia sigue estando idealmente "abierta y cercana a los
fieles": "No todos los fieles tienen televisión - observa el padre
Angelo -, y muy pocos tienen electricidad, pero todos tienen radio, y
esto les permite estar en comunión con la familia de creyentes que
rezan, comparten y acogen la bendición de nuestro Señor en este difícil
momento de distancia y privación”.
En Angola, los efectos de la cuarentena impuesta por el gobierno se
hacen sentir y agravan la situación económica de muchas familias: "Aquí
no hay red de agua potable - continúa el padre Angelo -, y o se tiene
una cisterna o se compra agua en el comercio minorista. Las mujeres, que
con sus pequeñas empresas apoyan la economía familiar, ahora no pueden
salir y no pueden obtener productos para vender. Los agricultores que
tienen campos fuera de casa no pueden ir para cultivarlos, lo que genera
la pérdida de cultivos. Los niños y los jóvenes no están acostumbrados a
estudiar en casa y, en muchos casos, no tienen las condiciones ni las
herramientas para hacerlo".
En este momento de sufrimiento, la Iglesia se estrecha alrededor de sus
hijos: “Desde el comienzo de la cuarentena - dice el sacerdote -, he
podido aprovechar las salidas permitidas para visitar a ancianos y
familias en dificultades, para brindarles un saludo y consuelo, para
distribuir productos que les ayuden en sus necesidades básicas y ofrecer
consuelo en las situaciones más difíciles".
El padre Besenzoni llegó por primera vez a Angola en 2008 y, después de
haber contribuido a la fundación de la parroquia de "Santa Isabel" en
las afueras de Luanda, actualmente trabaja en la nueva casa de formación
de la SMA, en la localidad de Musseque Kikoka, alrededor de 40
kilómetros de distancia de la capital. “Aquí - dice el religioso -,
además de un centro de animación misionera, los jóvenes que ya han
comenzado un camino vocacional y se están preparando para la vida
comunitaria, académica y espiritual del seminario, viven un año de
preparación para el seminario. Actualmente hay siete".
Además, hace dos años, nació un centro pastoral y el 28 de diciembre de
2019 se inauguró una nueva parroquia dedicada a la "Sagrada Familia":
"Gracias a las donaciones y la participación de la comunidad local, que
colaboró con sus ofrendas y su trabajo - explica el misionero -, fue
posible comprar tierras y construir edificios para albergar a los
creyentes. Para los habitantes de la zona fue una gran alegría tener un
punto de referencia y reunión que ha puesto en marcha el interés, el
compromiso, la participación en el deseo de vivir la fe, de celebrarla,
de dar testimonio con la vida y comunicarla a los demás".
El p. Besenzoni explica que el nombre de la parroquia, "Sagrada Familia"
nace de la devoción que el fundador de la SMA, Mons. De Brésillac,
nutría por la familia de Nazaret, especialmente considerando la huida a
Egipto, el primer viaje misionero de Jesús a África. "Queremos que este
nombre también nos ayude a crecer como familia –concluye el misionero -,
amando y sirviendo a Dios en las pequeñas cosas de cada día y viviendo
un verdadero espíritu de hermandad entre nosotros, sobre todo y
especialmente en tiempos de pandemia".