"La Iglesia en Sudán del Sur - continúa el sacerdote - ha sido capaz de resistir las turbulencias de su historia gracias a su presencia entra la gente. Los líderes de la Iglesia nunca han abandonado a su gente en tiempos difíciles, y a menudo han sido las únicas voces que se han alzado a favor de los indefensos, de los débiles, incluso cuando todas las demás voces permanecían en silencio. Es una Iglesia que está arraigada en la realidad y la situación de la vida de las personas y tiene a Cristo como fiel compañero de las personas en sus viajes de la vida. A través de los diferentes ministerios, la Iglesia ha llegado hasta las personas refugiadas y desplazadas en los campamentos, a las familias afligidas, los huérfanos y personas sin hogar, traumatizados y afligidos, marginados y excluidos de la participación en los servicios de la sociedad, la iglesia en Sudán del Sur es capaz de tocar la vida de las personas de una manera más intensa y profunda. De este modo, los lugares y programas de la Iglesia son un oasis de paz para todos. Las instituciones eclesiales son un crisol para las personas de todos los diferentes grupos étnicos y afiliaciones en un país desgarrado por divisiones, odio y guerras". (...) (-continua)
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