Dushanbe, TAYIKISTÁN (Agencia Fides, 29/04/2020) – “Con respecto a la respuesta a la pandemia
que afecta a todos los países del mundo, las Repúblicas de Asia Central
se pueden dividir en dos grupos. Por un lado, Kazajstán, Uzbekistán y
Kirguistán, que implementaron rápidamente medidas sanitarias, sociales y
económicas en línea con las de los países más avanzados. Por otro lado,
Turkmenistán y Tayikistán que, aunque con diferentes formas, están
optando por una estrategia completamente diferente: la de la negación
absoluta. Oficialmente, de hecho, no hay casos de coronavirus, aunque
existen muchas dudas, tanto porque en Tayikistán ha habido docenas de
muertes sospechosas como porque Turkmenistán comparte una frontera muy
larga con Irán, particularmente afectada por la pandemia". Así lo
explica a Fides Davide Cancarini, un investigador independiente desde la
zona de Asia Central, ilustrando las medidas de contención de Covid-19
implementadas por los gobiernos de esa área geográfica.
La política con un alto riesgo implementada por Tayikistán y
Turkmenistán podría encontrar una explicación plausible, según el
investigador, en un elemento recurrente en la gestión del poder del
presidente tayiko Emomali Rahmon y del presidente turcomano Gurbanguly
Berdimuhamedow: "Los dos líderes son diferentes bajo muchos puntos de
vista, pero comparten el deseo de evitar que cualquier elemento
potencialmente desestabilizador se propague en sus respectivos
territorios. En otras palabras, para evitar que se alzara la más mínima
voz crítica contra su liderazgo o que la población de los dos países se
desestabilizara al admitir la propagación del virus, su elección recayó
en la negación absoluta. Obviamente, con todos los riesgos que esto
representa para los ciudadanos turcomanos y tayikos, pero también,
ampliando nuestra mirada, para la comunidad internacional en general".
Rahmon, agrega Cancarini, "incluso ha tratado de aprovechar esta fase,
en la que el coronavirus está captando casi por completo la atención,
para asegurar su sucesión: en los últimos días, de hecho, ha designado a
su hijo mayor, Rustam Emomali, portavoz del Senado, segundo puesto en
el país después del de presidente".
La ausencia de casos de Covid-19 en Tayikistán y Turkmenistán, señala el
experto, no ha convencido a la Organización Mundial de la Salud, que en
la semana entre el 27 de abril y el 3 de mayo, enviará misiones a los
dos países para evaluar la situación real in loco.
Como en muchos estados de la antigua Unión Soviética, Tayikistán y
Turkmenistán recuperaron su independencia a principios de la década de
1990, creando repúblicas basadas en fundamentos bastante débiles. Para
los ciudadanos turcomanos, por ejemplo, el concepto de "pobreza"
representa un tabú, dado que el gobierno de Gurbanguly Berdimuhamedov,
presidente confirmado por tercera vez al frente del país en febrero de
2017, quiere mostrar la cara de un país en crecimiento y en pleno
desarrollo. Lo mismo se aplica a la difusión y práctica de los derechos y
libertades individuales.
Según el último informe sobre libertad de prensa, publicado en abril de
2020 por la ONG "Reportero sin fronteras", en el ranking de los 180
países del mundo, Tayikistán ocupa el puesto 161 y Turkmenistán es
penúltimo, seguido solo por Corea del Norte. Los dos países también
parecen muy bajos en el ranking de Transparencia Internacional: ocupando
153 y 165 puestos respectivamente, Tayikistán y Turkmenistán se
encuentran entre los gobiernos más corruptos del mundo.
El tema de la libertad religiosa, por otro lado, se caracteriza, en
ambos países, por luces y sombras. La Constitución de Tayikistán,
aprobada en 1994 y enmendada en 2003, reconoce el derecho a la libertad
de conciencia, según el cual cada individuo tiene el derecho de
determinar independientemente su relación con la religión y profesar
cualquier credo individualmente o junto con otros. Sin embargo, la "ley
sobre religión", que entró en vigencia en 2009, conllevaba limitaciones,
incluida, por ejemplo, la obligación de registrar a los grupos de
fieles y la prohibición de la educación religiosa privada. La comunidad
católica de Tayikistán, renacida en 1997 con la Missio sui iuris
establecida por Juan Pablo II, cuenta con unos 100 -120 fieles en la
parroquia de San José en Dushanbe y otros veinte en la iglesia de
Qurǧonteppa, una ciudad a 100 kilómetros del capital.
En cuanto a Turkmenistán, el artículo 12 de la Constitución garantiza a
sus ciudadanos la libertad de culto, pero hay otras disposiciones
reglamentarias que penalizan la libre actividad religiosa: por ejemplo,
los artículos 76 y 77 del código administrativo establecen altas multas
por actividades realizadas por organizaciones religiosas no registradas.
La comunidad católica turcomana está compuesta por tres sacerdotes
oblatos de María Inmaculada y unos 250 fieles, que se reúnen en la
capilla de la Transfiguración del Señor, en la capital Ashgabat.