lunes, 9 de marzo de 2015

El Papa encuentra a los parroquianos de Tor Bella Monaca: "La discriminación y la injusticia ponen a dura prueba la bondad de la gente"

CIUDAD DEL VATICANO , 9 de marzo 2015 (VIS).- La tarde de ayer el Papa FRANCISCO visitó la parroquia romana de Santa María Madre del Redentor en el barrio periférico de Tor Bella Monaca, donde fue acogido por más de mil jóvenes. Antes de llegar a la iglesia, el Santo Padre se detuvo en el Centro Caritas, donde las Misioneras de la Caridad prestan asistencia a los enfermos y discapacitados, para saludarlos. ''Jesús no nos abandona nunca -dijo- y sabe, porque lo vivió en la Cruz, que es el dolor, la tristeza, el estar solos y tantas otras cosas... No perdáis nunca la confianza en El''.

Después ya en la iglesia, encontró a un grupo de niños y jóvenes y respondió a sus preguntas. La primera, fue la de cómo puede haber infierno si Dios perdona a todos. El Papa respondió que el infierno era querer alejarse de Dios porque no se desea su amor. ''Pero -añadió- si tu fueras un pecador tremendo, con todos los pecados del mundo a cuestas, y además te condenasen a la pena de muerte y cuando estás para morir blasfemas, insultas y todo lo demás.. Y en ese momento, miras al Cielo y dices: ¡Señor!. ¿Donde vas, al Cielo o al infierno?¡ Al Cielo!... Va al infierno solamente el que dice a Dios : ''No te necesito, me las arreglo solo, como hizo el diablo que es el único del que estamos seguros que está en el infierno''.

La segunda fue sobre cómo vivir la moral cristiana. ''La moralidad cristiana -respondió FRANCISCO- es una gracia, una respuesta al amor que El es el primero en darte... Y Jesús te ayuda a salir adelante, y si caes es el que te levanta y hace que continues. Pero si uno piensa que la vida moral sea solamente ''hacer esto'' y ''no hacer aquello'' … no es cristiano. Eso es una filosofía moral, pero no, no es cristiano. Cristiano es el amor de Jesús que es el primero en amarnos. La moralidad cristiana es ésta: ¿Has caído? Levántate enseguida y continúa. Este es el camino. Pero siempre con Jesús.''

Por último, antes de celebrar la misa, el Papa habló con el Consejo Pastoral Parroquial y sus colaboradores que le expusieron la situación de la zona, en la que viven muchas familias marginadas, y que no está exenta de problemas como la dependencia de las drogas o la delincuencia. ''La gente de Tor Bella Monaca es buena gente -subrayó FRANCISCO- Tienen el mismo defecto que tenían Jesús, María y José: son pobres. Con la diferencia de que José tenía trabajo y mucha gente aquí no lo tiene, pero tiene que dar de comer a sus hijos. Y, ¿cómo se las arregla? Ya lo sabéis... Es la bondad puesta a dura prueba por la injusticia del desempleo o de la discriminación. Y esto es pecado, grave. Tanta gente obligada a hacer cosas que no están bien, quizás porque no encuentra otra forma...porque se ve con la espalda a la pared. Pero muchas veces la gente cuando se siente acompañada, cuando siente que la quieren, no cae en las redes de los que explotan a los pobres. Porque los mafiosos explotan también a la gente pobre para que hagan el trabajo sucio y después, en el caso de que la policía lo descubra, los que pagan son esta pobre gente y no los mafiosos que están seguros porque se pagan hasta la seguridad. Por eso, para ayudar a la gente … el primer mandamiento pastoral es la cercanía: estar cerca de ellos.... No podemos ir a una casa donde hay niños enfermos o hambrientos y decir :''Tu tienes que..”No. Tenemos que ir con la cercanía, con esa caricia que Jesús nos enseñó... Este es el gran consejo pastoral que os doy''.

En la homilía pronunciada en Santa María Madre del Redentor, el Obispo de Roma comentó el evangelio de San Juan que relata la expulsión de los mercantes del templo, revelando que en el texto le impresionaban, sobre todo, dos cosas: una imagen y una palabra. ''La imagen -afirmó- es la de Jesús con el látigo en la mano que echa a todos los que se aprovechaban del Templo para hacer negocios... Estaba lo sagrado, el Templo y la suciedad, fuera... Y Jesús empuña el látigo y limpia el templo''.

''Y la frase, la palabra -continuó- es la que dice que tanta gente creía en El; una frase terrible: ''Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre''. ''No podemos engañar a Jesús: Nos conoce en profundidad... Ante El no podemos fingir que somos unos santos y cerrar los ojos, para después llevar una vida que no es la que El quiere...Y todos sabemos el nombre que Jesús daba a los que tenían dos caras: hipócritas''.

''Nos sentará bien entrar en nuestro corazón y mirar a Jesús. Decirle: ''Señor, mira, hay cosas buenas, pero también hay cosas que no lo son. Jesús, ¿te fías de mi? Soy pecador''. Jesús no se asusta por eso... Lo que lo aleja son las dos caras: mostrarse justo para cubrir el pecado escondido... Cuando entramos en nuestro corazón, encontramos tantas cosas que no están bien, como Jesús encontró en el Templo la suciedad del comercio... Pero podemos continuar el diálogo con Jesús: ''¿Te fías de mi?...Entonces te abro la puerta y tú limpias mi alma''.

''Y entonces -concluyó el Papa- pedir al Señor que, como fue a limpiar el Templo, venga a limpiar el alma...Y nos imaginamos que venga con un látigo de cuerdas... ¡No, no limpia el alma con ese látigo!. ¿Sabéis cual es el látigo con que Jesús limpia nuestra alma? La misericordia. Abrid el corazón a la misericordia de Jesús...Y si abrimos nuestro corazón a la misericordia de Jesús, para que limpie nuestro corazón, nuestra alma, Jesús se fiará de nosotros''.