Tibu, COLOMBIA (Agencia Fides, 31/05/2016) – “Hablar de esta zona para la mayoría es referirse
a una república independiente, estratégicamente posicionada, que se ha
convertido en el fortín de los diferentes grupos armados ilegales que se
disputan el negocio del narcotráfico, incluidas ahora las bandas
criminales, y a la que entrar resulta casi que una proeza”: así inicia
el testimonio del obispo de la diócesis de Tibu, Su Exc. Mons. Omar
Alberto Sánchez Cubillos, O.P., que forma parte de Catatumbo, sub-región
colombiana situada en el noroeste del departamento de Norte de
Santander.
Mons. Sánchez Cubillos, de 52 años, que desde el 2011 lleva la guía de
una de las diócesis que registra el mayor número de conflictos en el
territorio colombiano, en el que a población vive en el miedo, ha
concedido esta entrevista al periódico “La Opinión” de Cucuta, de la que
hemos recibido copia en la Agencia Fides.
“El Catatumbo es un lugar en el que buena parte de sus habitantes son
señalados, estigmatizados, también como victimas. El Catatumbo es hoy
para el país un pedazo de territorio que es rico sólo en cocaína... que
se le escapó de las manos al presidente Juan Manuel Santos. Sin embargo,
muchos no conocen la complejidad de esta convulsionada región del
departamento, cuya riqueza parece que se les convirtió en su propia
desgracia y en la causa de sus males, que van mucho más allá de lo que
hablan hoy todos los medios de comunicación, que la hicieron
protagonista por el secuestro de tres periodistas”.
Antes el Catatumbo era un paraíso: petróleo, carbón, bosques, paisajes,
tierra fértil. Sin embargo, el abandono y la ausencia de las
instituciones, ha hecho aumentar los cultivos ilícitos. “los campesinos
poco a poco se han convertido en prisioneros en una cárcel a puertas
abiertas”explica el obispo, “han ido perdiendo su cultura y su
tradición, para vivir en función de un mal que les permite sobrevivir”.
“Hoy no solo es un problema de cultivos ilícitos, sino que se trata de
un problema social que descompone y transforma los comportamientos, los
valores”. El obispo subraya que el dinero de la coca se ha metido en
todas partes pero no ha enriquecido a las familias de los catatumberos.
FARC, ELN, EPL, paramilitares y ahora las bandas criminales, han
sometido a los habitantes del Catatumbo, al punto de llevarlos al
señalamiento de un país que desconoce lo que es levantarse en medio de
banderas subversivas. “En el Catatumbo han aprendido a convivir con los
grupos armados. Este es un territorio controlado y quien tiene el
control regula las relaciones entre las personas, los comportamientos.
La gente se ha adaptado a eso, porque ama el pedazo de tierra en el que
está, porque quieren que a su familia no la toquen; porque ha sido
testigo de tantas cosas que no les interesa enfrentarse con ninguno de
ellos”, concluye Mons. Sanchez, por desgracia aquí “la gente se limita a
sobrevivir”.