CIUDAD DEL VATICANO, 31 de mayo de 2016 (VIS).- El Cardenal Arzobispo de Manila y Presidente de Caritas
Internationalis, Luis Antonio Tagle intervino ayer tarde en la
conferencia celebrada en la sede de la Organización de Ias Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dedicada a las
“Iniciativas concretas para reducir la pérdida de alimentos en el
contexto de la seguridad alimentaria. Un reto para la comunidad
internacional”.
"El problema de la pérdida de alimentos está muy presente entre las
preocupaciones de la Iglesia Católica como una de las cuestiones que
dificulta la disponibilidad de alimentos para todos y , por lo tanto,
socava el desarrollo -dijo el purpurado- En la práctica de las
organizaciones de Caritas, uno de los retos para la ejecución de
proyectos, en todos los niveles, es la pérdida de alimentos que los
agricultores y las comunidades experimentan año tras año. La pérdida de
alimentos se produce en todas las etapas de la cadena agrícola después
de la cosecha, incluso durante el transporte del campo a la granja,
durante la trilla o el descascarillado, durante el almacenamiento,
durante el transporte al mercado y durante su comercialización. Es
especialmente perniciosa para los agricultores en pequeña escala cuya
seguridad alimentaria y cuya capacidad de ganar dinero con su trabajo
pueden verse seriamente amenazadas... Los frutos de la tierra son para
el beneficio de todos. Para ello es necesario adoptar una perspectiva
social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y
los desfavorecidos. De acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia
Católica la propiedad privada está subordinada al destino universal de
los bienes ".
"La experiencia de las organizaciones de Caritas demuestra que, a
menudo, los pequeños agricultores no poseen la capacidad de gestionar
las pérdidas posteriores a la cosecha. El derecho humano a una
alimentación adecuada requiere la igualdad de acceso a los recursos para
la alimentación; es decir, aparte de la propiedad de los bienes, la
población rural debe tener acceso a los medios de educación técnica, al
crédito, a los seguros y a los mercados. Este -precisó- es también el
tipo de acompañamiento que Cáritas ofrece a través de la promoción de
métodos mejores de cosecha, de la formación en técnicas de cosecha y
almacenamiento puntuales, de sensibilización sobre el derecho a la
alimentación, así como en requerir de los gobiernos políticas y
estrategias específicas que orienten la tarea de todos los involucrados
en las pérdidas posteriores a la cosecha, desde los investigadores,
extensionistas, representantes del sector privado, gobiernos, ONGs y
agricultores ".
En este sentido puso el ejemplo de dos iniciativas de Caritas en
Estados Unidos, una en Maine cuyo objetivo es proporcionar, vegetales
orgánicos ricos en nutrientes a las personas necesitadas que recurren a
los comedores sociales. "Algunos de los productos -explicó- se
distribuyen directamente en el campo, mientras que la mayor parte se
elabora en asociación con pequeñas empresas propiedad de mujeres para su
distribución durante los meses de invierno. Esta forma de asociación
fomenta el empleo y la cooperación además de permitir que las verduras
se conserven durante el duro invierno de Maine cuando la necesidad es
más grande ".
La otra en el Estado de Washington para distribuir frutas y verduras
frescas a los hogares de bajos ingresos. Así, Caritas en la ciudad de
Spokane ha creado una red de más de 50 empresas agrícolas para alimentar
a una comunidad en la que el 17% de los residentes reciben alimentos a
través de cupones proporcionados por el gobierno. “Se ha puesto en
marcha -dijo el arzobispo- un fuerte sistema "desde la granja al banco
de alimentos”, trabajando con numerosos socios, entre ellos las
universidades para facilitar programas de educación nutricional y para
aumentar la capacidad de la cadena de suministro. Los agricultores están
conectados con las rutas de abastecimiento que llevan a la ciudad y con
los lugares de distribución alimentaria en las cercanías, lo que hace
posible que los alimentos lleguen a su destino sin una infraestructura
sustancial de transporte. Un equipo sencillo, es decir un vehículo de
reparto, neveras y refrigeradores para el almacenamiento incrementan la
capacidad de los sitios de distribución ".
"En resumen, la forma en que Caritas se ocupa de las pérdidas de
alimentos no consiste solamente en una solución técnica. Por el
contrario, responde a una visión basada en el desarrollo humano que es
integral y ecológico: los programas de Cáritas siempre están orientados a
las personas más vulnerables y marginadas; aseguran el desarrollo
sostenible, respetando el medio ambiente, la salud y el bienestar humano
y el fomento de la creación de empleo; su objetivo es conseguir la
justicia social, mediante la creación de alianzas virtuosas basadas en
la solidaridad y la cooperación, favoreciendo la inclusión social ",
concluyó el purpurado.
Por su parte Monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente
de la Santa Sede ante la FAO, después de recordar que la Iglesia apoya
todo verdadero esfuerzo que haga germinar los bienes que son fruto del
trabajo humano, afirmó: “Nuestra reunión ha deseado lanzar una acuciante
llamada de alerta a la conciencia de la humanidad, para que nadie
permanezca como un mero observador ante esta lacra, para que ninguna
persona quede impasible viendo cómo multitud de hombres, mujeres y niños
ponen en riesgo su sagrado derecho a la vida porque no tienen nada que
comer o porque a duras penas se alimentan...Con frecuencia, ante los
conflictos bélicos, las injusticias, el deterioro del medio ambiente o
las deficiencias sanitarias buscamos tomar medidas perentorias que
eviten exponer a la población al grave peligro de no poder satisfacer
sus necesidades primordiales. Esta ha de ser también nuestra convicción a
la hora de inspirar cualquier acción encaminada a eliminar la pérdida
de productos alimenticios. Si ante dicha tragedia no actuamos, si
preferimos el silencio o perseveramos en la ambigüedad, estará venciendo
el egoísmo. Nuestra parálisis será el triunfo de intereses sesgados que
acabarán condenando a los más vulnerables a morir de hambre o a un alto
riesgo de malnutrición”.
“Aquí en la FAO- terminó- hoy todos juntos hemos querido proclamar
con toda seriedad y convencimiento: en vez de perder alimentos, que todo
se aproveche, que ningún producto se tire porque haya sufrido un
deterioro superficial. Si logramos que ningún producto alimenticio se
pierda, habremos pasado de la muerte a la vida. En efecto, frente a la
pérdida de alimentos, que va unida simbólicamente a la muerte, hemos de
promover la cultura del cuidado y el esmero, que ha de ir vinculada al
fomento de la vida, de la solidaridad y de la ayuda a los más
necesitados. Un alimento perdido es un alimento robado a los pobres y
desfavorecidos”.