CIUDAD DEL VATICANO, 25 de mayo de 2016 (VIS).- El Arzobispo Jean-Marie Mupendawatu, jefe de la delegación de la
Santa Sede en la LXIX Asamblea Mundial de la Salud, en curso en Ginebra
(Suiza) del 23 al 28 de mayo, ha pronunciado esta mañana un discurso en
que se congratula por el Informe sobre la Salud en la Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible (WHA69/15) que, entre los demás asuntos,
subraya el compromiso a favor de un planteamiento multisectorial
integrado, en el que la salud no es simplemente uno de los diferentes
objetivos interrelacionados, sino influye y recibe la influencia de
otros objetivos y metas, como parte integrante del desarrollo
sostenible.
“La actuación de la ambiciosa Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, con sus 17 objetivos y 169 metas asociadas -ha dicho el
prelado- garantizará la promoción de un futuro sostenible desde el punto
de vista económico, social y ambiental para nuestro planeta, para las
generaciones actuales y las futuras. La Delegación de la Santa Sede
acoge positivamente el acento imprescindible que se pone en la dignidad
de la persona humana, y la fuerte atención que se reserva a la
ecuanimidad, manifestada con el compromiso de que “ninguno será dejado
atrás” . En lo que se refiere a la salud, esto se manifiesta en el
objetivo 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos
en todas las edades” que, a su vez comprende 13 target sostenidos por
una cobertura universal como instrumento para lograr todos los demás”.
“Según la Declaración de las Naciones Unidas los objetivos para el
desarrollo sostenible son “integrados e indivisibles” en razón de que el
progreso en un área depende del progreso en muchas más y, por tanto,
son “de naturaleza global y aplicable universalmente” ya que se proponen
ser relevantes para todos los países”, ha observado a
continuación, subrayando que uno de los desafíos principales para la
nueva Agenda es “traducir en acciones concretas el principio fundamental
de ser “integrado e indivisible”, y esto se vuelve más crítico allí
donde las sinergias son menos directas, como la vinculación entre el
cambio climático y la difusión de las enfermedades traídas por vectores.
En lo que concierne la lucha al cambio climático y a sus consecuencias
en la salud, mi delegación desea subrayar la necesidad de una mayor
voluntad política y de un fuerte compromiso de parte de las sociedades
civiles, a fin de alcanzar acuerdos verdaderamente significativos y
eficaces en materia de ambiente. Con mucha frecuencia los negociados
internacionales no logran hacer importantes progresos debido a las tomas
de posición de esos países que anteponen sus intereses nacionales al
bien común”.
Después, citando la Carta Encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común, ha destacado que en ella el Papa
FRANCISCO nos recuerda la exigencia de pensar en un solo mundo, en un
proyecto común y que el Santo Padre observa que “un mundo
interdependiente… nos obliga a procurar soluciones que se propongan
desde una perspectiva global y no sólo en defensa de los intereses de
algunos países… es indispensable un consenso mundial que lleve, por
ejemplo, a programar una agricultura sostenible y diversificada, a
desarrollar formas renovables y poco contaminantes de energía, a
fomentar una mayor eficiencia energética, a promover una gestión más
adecuada de los recursos forestales y marinos, a asegurar a todos el
acceso al agua potable” .
Por último ha reiterado que la Santa Sede desea confirmar el
compromiso de las Instituciones Sanitarias Católicas en la continuación
de los esfuerzos para poner fin a las epidemias del SIDA, de la
tuberculosis, de la malaria y de las enfermedades tropicales con mucha
frecuencia desatendidas, y combatir las demás enfermedades
transmisibles. Con respecto a estas últimas, el Pontificio Consejo para
los Agentes Sanitarios, junto con la Nippon Foundation, ha organizado un
Simposio sobre el tema: “Los cuidados holistas para las personas
afectadas por el morbo de Hansen, en el respeto de su dignidad”, que se
realizará en Roma en los días 9 y 10 de junio, y que tratará sobre el
triple desafío de reducir la incidencia de la enfermedad, ayudar a los
enfermos y a sus familias, e integrar a los enfermos en la sociedad. El
Simposio es organizado con la colaboración de la Fundación Raoul
Follereau, de la Soberana y Militar Orden de Malta y de la Sasakawa
Memorial Health Foundation.
Antes de acabar su discurso Mons. Mupendawatu ha informado de que
antes de fines del año, y más precisamente del 10 al 12 de noviembre, el
Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios realizará su 31a.
Conferencia Internacional sobre las enfermedades raras y las
enfermedades tropicales descuidadas, que contará con la presencia de
expertos y participantes provenientes de más de 60 países del mundo,
para debatir sobre el problema de las enfermedades que afectan a las
personas más vulnerables.