CIUDAD DEL VATICANO, 9 de julio de 2016 (VIS).- El Santo Padre FRANCISCO ha escrito un telegrama de pésame al Cardenal Giuseppe
Betori, Arzobispo de Florencia (Italia) con motivo del fallecimiento a
los 92 años y tras una larga enfermedad del cardenal Silvano
Piovanelli, arzobispo de esa ciudad entre 1983 y 2001.
El Papa recuerda que el purpurado vivió su enfermedad con ánimo sereno y con confiado abandono a la voluntad del Señor y, al mismo tiempo que manifiesta su tristeza, expresa a la entera familia diocesana y a los parientes del difunto la profunda participación en su dolor.
“Pienso con afecto en este querido hermano en el episcopado –escribe FRANCISCO- que ha servido con alegría y sabiduría al Evangelio y ha amado tenazmente la Iglesia. Recuerdo con gratitud su intensa obra pastoral primero como entregado presbítero y Obispo Auxiliar y más tarde como guía solícita y sabia de esta Arquidiócesis. Elevo fervientes oraciones al Señor para que por intercesión de San Juan Bautista y de la bienaventurada Virgen María acoja a este fiel servidor suyo e insigne pastor en la Jerusalén celestial e imparto de todo corazón a Usted, a la querida iglesia florentina y a cuantos lo conocieron y estimaron la bendición apostólica”.
El Papa recuerda que el purpurado vivió su enfermedad con ánimo sereno y con confiado abandono a la voluntad del Señor y, al mismo tiempo que manifiesta su tristeza, expresa a la entera familia diocesana y a los parientes del difunto la profunda participación en su dolor.
“Pienso con afecto en este querido hermano en el episcopado –escribe FRANCISCO- que ha servido con alegría y sabiduría al Evangelio y ha amado tenazmente la Iglesia. Recuerdo con gratitud su intensa obra pastoral primero como entregado presbítero y Obispo Auxiliar y más tarde como guía solícita y sabia de esta Arquidiócesis. Elevo fervientes oraciones al Señor para que por intercesión de San Juan Bautista y de la bienaventurada Virgen María acoja a este fiel servidor suyo e insigne pastor en la Jerusalén celestial e imparto de todo corazón a Usted, a la querida iglesia florentina y a cuantos lo conocieron y estimaron la bendición apostólica”.