CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 19 de Febrero de 2017).- La parroquia romana de Santa Maria Josefa del Corazón de Jesús, en
Castelverde di Lunghezza, en las afueras de Roma ha recibido esta tarde
la visita del Papa. A su llegada FRANCISCO, encontró en el salón del
teatro parroquial a los niños que estudian el catecismo y a los grupos
de jóvenes, para saludar después a los enfermos, a los ancianos, a los
matrimonios que han bautizado hace poco a sus hijos y a las familias
asistidas por la Caritas parroquial. Después confesó a cuatro personas.
Poco después de las 17:00 el Santo Padre presidió en la iglesia
parroquial la celebración de la Santa Misa y después, de la proclamación
del evangelio, pronunció una homilía improvisada en la que reiteró la
importancia de la oración como herramienta para superar el rencor y el
odio que están en la base de todas las guerras, desde las familiares a
las que enfrentan a las naciones.
“En las lecturas de hoy hay un mensaje que definiría único –dijo– En
la primera lectura la Palabra del Señor nos dice: "Sed santos, porque
yo, el Señor tu Dios, soy santo"... Y el Evangelio termina con las
palabras de Jesús: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto"… Este es el programa de vida. Sed santos porque Él es santo;
sed perfectos, porque Él es perfecto.
“Y me podéis preguntar: "Pero, Padre, ¿cómo es el camino a la
santidad?… Jesús lo explica muy bien en el Evangelio, lo explica con
cosas concretas. En primer lugar: "Fue dicho:" Ojo por ojo y diente por
diente ". Pero yo os digo que no os resistáis al malvado”. Nada de
venganzas. Si siento en mi corazón rencor contra alguien por haberme
tratado mal y quiero vengarme, esto me aleja del camino de la santidad.
"Me has hecho esto: ¡me lo vas a pagar!". ¿Eso es cristiano? No. "Me
lo vas a pagar” no forma parte del lenguaje de un cristiano. Nada de
venganzas, nada de rencores. "Pero ese me hace la vida imposible! ...".
"Esa vecina habla mal de mí todos los días... Voy a hacer lo mismo con
ella...". No. ¿Qué dice el Señor? "Reza por ella" - "Pero ¿yo tengo
que rezar por esa? "Sí, reza por ella." Es el camino del perdón, de
olvidar las ofensas... El mal se vence con el bien, el pecado se vence
con esta generosidad, con esta fuerza. El rencor es muy feo. Todos
sabemos que no es algo pequeño. Las grandes guerras - que vemos en las
noticias, en los periódicos, esta matanza de gente, de niños - ...
¡Cuanto odio!, Pero es el mismo odio … que tienes en tu corazón por
esa, o por ese pariente suyo o por tu suegra, o por ese otro, el
mismo. Aquel es más grande, pero es lo mismo. El rencor, el deseo de
venganza: "Me la pagarás" no es cristiano”.
"Sed santos como Dios es santo, sed perfectos como vuestro Padre es
perfecto… que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia
sobre justos e injustos”. Es bueno Dios, da sus bienes a todos. "Pero si
ese habla mal de mí, si ese otro me ha hecho”…. Perdonar. En mi
corazón. Este es el camino de la santidad y esto aleja de las guerras.
Si todos los hombres y mujeres del mundo lo aprendieran no habría
guerras. La guerra empieza aquí, en la amargura, en el rencor, en el
deseo de venganza, de hacerla pagar. Y esto es lo que destruye a las
familias, destruye las amistades, destruye barrios, destruye tanto... "¿Y
yo que puedo hacer Padre, cuando escucho esto?". No lo digo yo, lo dice
Jesús: "Amad a vuestros enemigos". "¿Yo tengo que amar a ese?" - Sí -
"No puedo" – Reza para que puedas. "Amad a vuestros enemigos y rezad
por quienes os persiguen" . "¿Rezar por el que me ha hecho daño?" - Sí,
para que cambie de vida, para que el Señor le perdone. Esta es la
magnanimidad de Dios, el Dios magnánimo, el Dios con un corazón grande,
que perdona todo, que es misericordioso. "Es cierto, Padre, Dios es
misericordioso." ¿Y tu? ¿Eres misericordioso… con las personas que te
han hecho daño o que no te quieren? Si Él es misericordioso, si Él es
santo, si Él es perfecto, tenemos que ser misericordiosos, santos y
perfectos como Él”.
“Esta es la santidad. Un hombre y una mujer que hacen esto merecen
ser canonizados… Así de simple es la vida cristiana. Os sugiero que
empecéis con poco. Todos tenemos enemigos; todos sabemos que este o ese
hablan mal de mí… que este o el otro me odian. Todos lo sabemos. Y
empezamos con poco… Os sugiero: tomaos un momento, hablad con Dios
Padre: "Ese o esa son hijos tuyos: cambia su corazón, bendícelos".
Esto se llama rezar por los que nos nos quieren, por los enemigos. Se
puede hacer con simplicidad. Tal vez el rencor permanezca en nosotros,
pero estamos haciendo el esfuerzo para seguir el camino de este Dios que
es tan bueno, misericordioso, santo y perfecto que hace salir el sol
sobre malos y buenos: es para todos.. Tenemos que ser buenos para
todos. Y rezar por los que no son buenos, por todos”.
“¿Rezamos por los que matan a los niños en la guerra? Es difícil, nos
queda muy lejos, pero hay que aprender a hacerlo. Para que se
conviertan. ¿Rezamos por las personas que están más cerca de nosotros y
nos odian o nos hacen daño? "¡Oh, Padre, es difícil! ¡Me gustaría
torcerle el cuello!" - Reza. Reza para que el Señor cambie su vida. La
oración es un antídoto contra el odio, contra las guerras, estas guerras
que comienzan en el hogar, que comienzan en el barrio, que comienzan en
las familias ... Pensad en las guerras por la herencia en las familias:
¡Cuántas familias se destruyen, se odian por la herencia! Rezad para
que haya paz. Y si sé que alguien quiere hacerme daño, que no me quiere,
tengo que rezar especialmente por él. La oración es poderosa, la
oración vence al mal, la oración trae la paz”.
“El Evangelio, la Palabra de Dios hoy es simple. Este consejo: "Sed
santos, porque yo, el Señor tu Dios, soy santo. "Y luego: "Sed perfectos
como vuestro Padre celestial es perfecto."Y para ello, pedid la gracia
de no permanecer en el rencor, la gracia de rezar por los enemigos, de
rezar por la gente que no nos quiere, la gracia de la paz”.
“ Y os pido, por favor, que hagáis esta experiencia: todos los días
una oración. "Ah, este no me quiere, pero, Señor, te pido...". Una cada
día. Así se vence, así iremos por este camino de la santidad y de la
perfección. Que así sea”, terminó el Obispo de Roma.