Karachi, PAKISTÁN (Agencia Fides, 19/08/2019) – “Somos fieles a nuestra querida patria,
Pakistán. No somos extraños. Nuestras iglesias, instituciones
religiosas, hospitales y edificios de oficinas tienen la bandera de
Pakistán. Hemos vivido en esta tierra durante siglos, mucho antes de la
creación de Pakistán como tal, y estamos sirviendo con honestidad y
dedicación por el bien de nuestro país”. Es lo que asegura a la Agencia
Fides el padre Saleh Diego, vicario general de la archidiócesis de
Karachi y director diocesano de la Comisión Nacional Justicia y Paz, al
recordar los principales desafíos que afrontan las minorías religiosas
en Pakistán. Para ellas fue establecida el 11 de agosto como su jornada
específica. Lo decidió en 2010 el entonces ministro federal para las
minorías religiosas, el católico Shahbaz Bhatti, quien fue asesinado el 2
de marzo de 2011.
Saleh Diego también asegura que “el cristianismo ha existido en este
territorio desde el primer siglo cuando Santo Tomás, uno de los
apóstoles de Jesús, llegó al subcontinente indio. Somos hijos e hijas al
100% de esta tierra por lo que no debemos ser tratados como ciudadanos
de segunda clase”.
La abogada católica Tabbasum Yousaf, insiste en declaraciones a Fides
que “los miembros de las minorías religiosas estamos contribuyendo
fuertemente al desarrollo de Pakistán. Queremos centrarnos en las
cuestiones relacionadas con nuestra libertad, nuestros derechos humanos
fundamentales, prejuicios y discriminación existente especialmente
contra personas de minorías religiosas así como las conversiones
forzadas de mujeres de minorías religiosas”.
La abogada presentó una resolución conjunta de diez puntos firmada por
líderes y representantes de diversas religiones (cristianos, hindúes,
sikhs y otras religiones) dirigida al Primer Ministro de Pakistán y
otras instituciones. Entre las solicitudes contenidas en el texto, la
resolución establece que la edad mínima para contraer matrimonio de las
niñas debe ser de 18 años; pide el establecimiento de un ministro
federal de minorías religiosas; recuerda que la cuota del 5% debe
aplicarse a estudiantes de minorías religiosas para becas nacionales e
internacionales; solicita una protección adecuada para los lugares de
culto de las minorías religiosas, incluso en las cárceles, hospitales e
instituciones estatales. Además, el texto presentado solicita al
gobierno que otorgue subsidios a las escuelas de las minorías para
seguridad, administración y mantenimiento. Habla también de los casos de
blasfemia para los que exigen leyes apropiadas que eviten la
discriminación
religiosa en ámbito laboral, la escuela y la sociedad en general. Una
solicitud específica toca el problema de los secuestros, la violencia
sexual y las conversiones forzadas de mujeres de minorías religiosas. El
documentos solicita una legislación específica para contrarrestar este
fenómeno. Por último, señalan en el documento como fundamental la
eliminación del material de odio de todos los libros y medios escolares y
no escolares.
Al hablar de la situación actual, Majida Rizvi, la primera jueza de la
Corte Suprema en Pakistán, comprometida con la Comisión Nacional de la
Condición Jurídica y Social de la Mujer, asegura: “Cuando se fundó
Pakistán, el fundador de Pakistán, Mohammad Ali Jinnah aseguró el
igualdad de derechos, libertad y justicia para las minorías religiosas.
Miembros de estas minorías contribuyeron a la fundación y desarrollo de
Pakistán y han demostrado ser verdaderos ciudadanos de Pakistán”.
Sheema Kirmani, una conocida activista musulmana de derechos humanos,
explica a Fides: “Todos los ciudadanos pakistaníes son iguales. El
lenguaje de “minorías” y “mayorías” debería eliminarse y simplemente
considerar que Pakistán es un país con distintas religiones. No debe
haber divisiones religiosas ni discriminación”.
Ghazala Shafiq, una activista cristiana por los derechos de las mujeres,
dice: “En este país es doloroso constatar que la Constitución no
permite a un no musulmán ser presidente, primer ministro, jefe del
ejército u ocupar cualquier otra posición superior”. Además, “las
conversiones forzadas de mujeres pertenecientes a minorías están en
aumento: deben ser detenidas y castigadas severamente”.