Daca, BANGLADESH (Agencia Fides, 09/08/2019) - Es urgente afrontar la crisis relacionada con la
presencia y el futuro de los refugiados rohingya. Es la petición
dirigida por los principales líderes de la Iglesia católica en Asia al
Ministro del Interior de Bangladesh, Asaduzzaman Khan. Entre los líderes
que hacen esta petición se encuentran el cardenal Patrick D'Rozario,
arzobispo de Daca; cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, presidente de
Caritas Internationalis y arzobispo de Manila; el cardenal Charles Maung
Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de Conferencias
Episcopales Asiáticas (FABC). Todos ellos aseguraron que estaban
dispuestos apoyar a las instituciones a políticas y sociales para que
mejore la situación de estas personas en campos de refugiados como el de
Cox Bazar. Varios de estos representantes visitaron las instalaciones
del campo. El ministro Asaduzzaman ha pedido ayuda a estos exponentes
cristianos para movilizar a la opinión global con el fin de resolver
esta crisis humanitaria.
El cardenal Bo dijo después de su visita a Cox Bazar aseguró:
“Bangladesh y Myanmar son las nuevas áreas del éxodo del siglo XXI.
Nuestro camino de fe requiere que acompañemos a nuestros hermanos y
hermanas que migran, voluntaria o forzosamente”. El cardenal habló con
compasión del más de un millón de rohingyas que huyeron a través de la
frontera con Bangladesh desde Myanmar y viven en campos de refugiados a
lo largo de la frontera entre los dos países: “Estamos aquí como sus
hermanos.Tenemos un profundo sentido de amistad y empatía. En Myanmar,
miles de desplazados internos que aún tienen que regresar a sus hogares.
Muchos son trabajadores migrantes en toda Asia. Como vecinos, Myanmar y
Bangladesh, no solo compartimos fronteras, sino que también compartimos
nuestras tragedias. Estamos tristes juntos pero también esperamos
juntos un mundo sin guerra ni desplazamientos
Desde 2017, los rohingya, una minoría étnica de fe musulmana ubicada en
el estado birmano de Arakan, han sufrido la violencia del ejército
birmano mientras el gobierno los considera “inmigrantes ilegales” de
Bangladesh y les niega la ciudadanía y otros derechos elementales. La
violencia contra los rohingya, que huyeron de Myanmar a Bangladesh,
preocupa a las Naciones Unidas, la comunidad internacional y las
comunidades cristianas en Asia.