viernes, 30 de septiembre de 2016

Dos parábolas en versión moderna puestas en escena para anunciar el Evangelio de la misericordia

Karachi, PAKISTÁN (Agencia Fides, 29/09/2016) – Poner en escena dos parábolas, revisadas y actualizadas en versión moderna, para anunciar el Evangelio de la misericordia: se trata de la iniciativa organizada como parte de los eventos del Año Jubilar, por el Centro de Catequesis de la Archidiócesis de Karachi, dirigido por el p. Arthur Charles. Según la información de la Agencia Fides, más de 500 jóvenes, maestros, padres, agentes de pastoral y catequistas, sacerdotes y religiosos de toda la Archidiócesis, han asistido a la actuación que se ha realizado en los últimos días, en la parroquia de San Lucas en Karachi.
 

“La finalidad – refiere a Fides el p. Charles – era destacar las obras de misericordia y hacer hincapié en la actitud correcta que debe cultivar todo cristiano, no sólo durante el Año Santo”. Explica el director: “Todo nace de una relación personal con Jesucristo. Siempre habrá algo que hacer para ayudar a los demás. Podemos aprender de aquellos que realizan un servicio desinteresado a la comunidad. Alimentar al hambriento, vestir al desnudo, acoger al extranjero, cuidar al enfermo, educar a los niños, enterrar a los muertos. Hoy en día todos estamos llamados a vivir el espíritu evangélico de la misericordia”.
 

Las dos parábolas puestas en escena han sido la del hombre rico que habla al mendigo Lázaro, y luego la de la oveja perdida, transformadas en dos historias vividas por personajes de la era moderna. El padre Saleh Diego, Vicario de la Archidiócesis, que estaba presente en la actuación, ha afirmado: “Nuestra vida es servir y entregarse a los demás. Dios nos ha bendecido al darnos la conciencia de que nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestros recursos han de ser compartidos con nuestros hermanos y hermanas necesitados”.
 

La actuación fue retransmitida en vivo por la televisión “Good News Tv”, una cadena de televisión católica de Karachi, ofreciendo así la oportunidad a muchos otros, bautizados o no, de seguir la obra de teatro, y de “dejarse tocar por la misericordia del Señor”, concluye el p. Charles.