Texto del Ángelus traducido del original intaliano por: http://catolicidad.blogspot.mx
PAPA FRANCESCO
REGINA COELI
Plaza de San Pedro
Lunes del Ángel, 2 de abril de 2018
Lunes del Ángel, 2 de abril de 2018
El lunes después de Pascua es llamado “Lunes del Ángel”, según una tradición muy bella que corresponde a las fuentes bíblicas sobre la Resurrección. De hecho narran los Evangelios (cfr Mt 28,1-10, Mc 16,1-7; Lc 24,1-12) que, cuando las mujeres fueron al Sepulcro, lo encontraron abierto. Temían no poder entrar porque la tumba había sido cerrada con una piedra grande. En cambio estaba abierta; y del interior una voz les dice que Jesús no estaba allí, sino que ha resucitado.
Por primera vez son pronunciadas las palabras: “Él ha resucitado”. Los evangelistas nos dicen que este primer anuncio fue dado por los ángeles, es decir mensajeros de Dios. Hay un significado en esta presencia angelical: como el anunciar la Encarnación del Verbo fue dada al ángel, Gabriel, por lo que para anunciar por primera vez la Resurrección no era suficiente una palabra humana. Nos envió a un ser superior para comunicar una realidad tan inpactante, totalmente increíbe, que tal vez ningún hombre se atrevería a pronunciarla. Después de este primer anuncio, la comunidad de los discípulos comienza a repetir: «De verdad el Señor ha resucitado, y se le apareció a Simón», (Lc 24,34). Es bello este anuncio. Podemos decirlo todos juntos ahora: “De verdad el Señor ha resucitado”. Este primer anuncio - “De verdad el Señor ha resucitado” - requería una inteligencia superior a la humana.
Hoy es el día de fiesta y de convivencia que generalmente se vive con la familia. Es un día de familia. Después de haber celebrado la Pascua sentimos la necesidad de reunirnos ahora con nuestros seres queridos y con los amigos para hacer fiesta. Porque la fraternidad es el fruto de la Pascua de Cristo que, con su muerte y resurrección, ha vencido al pecado que separaba al hombre de Dios, al hombre de sí mismo, al hombre de sus hermanos. Pero sabemos que el pecado siempre separa, siempre hace enemistades. Jesús ha abatido el muro de división entre los hombres y ha restablecido la paz, comenzando a tejer la red de una nueva fraternidad. Y es tan importante en este nuestro tiempo redescubrir la fraternidad, así como era vista en las primeras comunidades cristianas. Redescubre como dar espacio a Jesús que nunca separa, siempre une. No puede haber una verdadera comunión y un compromiso para el bien común y la justicia social sin la fraternidad y la compartición. Sin compartición fraterna no se puede realizar una comunidad eclesial o civil: existe solo un grupo de individuos movidos o reagrupados por sus proprios intereses. Pero la fraternidad es una gracia que da Jesús.
La Pascua de Cristo ha hecho explotar en el mundo otra cosa: la novedad del diálogo y de la relación, novedad que para los cristianos es convertida en una resposabilidad. De hecho Jesús ha dicho: «De esto todos sabrán que sois mis discípulos: si tienen amor los unos por los otros» (Gv 13,35). Es por esto que no podemos encerrarnos en nosotros mismos, en nuestro gupo, sino que estamos llamados a ocuparnos del bien común, a cuidad de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles y marginados. Solo la fraternidad puede garantizar una paz duradera, puede vencer la pobreza, puede extinguir las tensiones y las guerras, puede estirpar la corrupción y la criminalidad. El ángel que nos dice: “ha resucitado”, nos ayuda a vivir la fraternidad y la novedad del diálogo y de la relación y la preocupación para el bien común.
Que la Virgen María, que en este tiempo pascual invocamos con el título de Reina del Cielo, nos sostenga con su oración, para que la fraternidad y la comunión que experimentamos en estos días de Pasqua, puedan convertirse en nuestro estilo de vida y alma de nuestras relaciones.
Después del Regina Coeli:
Queridos hermanos y hermanas,
En el clima pascual que caracteriza el día de hoy, saludo cordialmente a todos vosotros, familias, grupos parroquiales, asociaciones y peregrinos, venidos de Italia y de varias partes del mundo.
A cada uno de vosotros deseo que transcurran en la serenidad estos días de la Octava de Pascua, en los cuales se prolonga la alegría de la Resurrección de Cristo. Aprovechen cada buena ocasión para ser testimonios de la paz del Señor resucitado especialmente en el resguardo de las personas más frágiles y desfavorecidos. En este propósito, deseo asegurar una especial oración para la Jornada Mundial de la Conciencia sobre el autismo, que se celebra hoy.
Invocamos el don de la paz para todo el mundo, especialmente para las poblaciones que más sufren a causa de los conflictos en curso. Renuevo en particular mi llamado para que las personas secuestradas o injustamente privadas de la libertad sean liberadas y puedan regresar a sus hogares.
¡Buen Lunes del Ángel! Por favor, no se olviden de rezar por mí, Buen almuerzo y adiós: “De verdad el Señor ha resucitado”.
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