lunes, 23 de abril de 2018

Regina Coeli del Papa FRANCISCO en el Cuarto Domingo de Pascua

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.mx - 22 de abril de 2018).-  Al terminar la Santa Misa celebrada en la Basílica Vaticana para las Ordenaciones Presbiteriales, el Santo Padre FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano ha rezado el Regina Coeli con los fieles y los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para el acontecimieno dominical.


Estas son las palabras del Papa:


PAPA FRANCISCO

REGINA COELI

Plaza de San Pedro
Domingo, 22 de abril de 2018



Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


La Liturgia de este cuarto Domingo de Pascua prosigue en el intento de ayudarnos a recuperar nuestra identidad de discípulos del Señor Resucitadoo. En los Hechos de los Apóstoles, Pedro declara abiertamente que la curación de los lisiados, realizada por él y de la que habla todo Jerusalén, tuvo lugar en el nombre de Jesús, porque «no hay salvación en ningún otro» (4,12). En aquel hombre sanado está cada uno de nosotros – aquel hombre es la figura de nosostros: nosotros somos todos Él –, y son nuestras comunidades: cada uno puede sanarse de las muchas formas de enfermedad espiritual como – ambición, pereza, orgullo – si acepta depositar con confianza su existencia en las manos del Señor Resucitado. «En el nombre de Jesucristo el Nazareno – afirma Pedro – que ya ha sido sanado» (v. 10). ¿Pero quien es el Cristo que sana? ¿En que cosa consiste ser sanados por Él? ¿De que cosa nos cura? ¿Y a través de cuales actitudes?


La respuesta a todas estas preguntas la encontramos en el Evangelio de hoy, donde Jesús dice: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Jn. 10,11). ¡Esta autopresentación de Jesús no puede ser reducida a una sugestión emotiva, sin algún efecto concreto! Jesús sana a través de ser pastor que da la vida. Dando la vida por nosostros, Jesús dice a cada uno: “tu vida vale tanto para mí, que para salvarla doy todo de mí mismo”. Es precisamente esta ofrenda de vida lo que los hace un Pastor bueno por excelencia, Él que sana, Él que nos permite vivir una vida bella y fecunda.


La segunda parte de la misma página evangélica nos dice bajo que condiciones Jesús puede sanarnos y puede hacer nuestra vida gloriosa y fecunda: «Yo soy el buen pastor – dice Jesús – conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, como el Padre me conoce  y yo conozco al Padre» (vv. 14-15). Jesús no habla de un  conocimiento intelectual, sino de una relación personal, de predilección, de ternura recíproca, un reflejo de la misma relación íntima de amor entre Él y el Padre. Y esta es la actitud a través de la cual se realiza una relación viva y personal con Jesús: dejándonos conocer por Él. No te encierres, abrete al Señor, porque El me conoce. Él está atento a cada uno de nosotros, conoce a profundiad nuestro corazón: conoce nuestras fortalezas y nuestras debilidades, los proyectos que hemos realizado y las esperanzas que fueron decepcionadas. Pero nos acepta tal como somos, con nuestros pecados, para curarnos, para perdonarnos, nos guía con amor, porque podemos atravesar incluso caminos inescrutables sin perder el rumbo agarrados de su mano. Él nos acompaña.

 A su vez, nosotros estamos llamados a conocer a Jesús. Esto implica un encuentro con Él, un encuentro que suscite el deseo de seguirlo abandonando las actitudes autorreferenciales para emprender senderos nuevos, indicados por Cristo mismo y abiertos a vastos horizontes. Cuando en nuestras comunidades se enfría el deseo de vivir la relación con Jesús, de escuchar su voz y seguirlo fielmente, es inevitable que prevalezcan otras formas de pensar y vivir que no son coherentes con el Evangelio. Que María, nuestra Madre nos ayude a madurar una relación siempre más fuerte con Jesús. Abrirnos a Jesús, para que entre dentro de nosotros. Una relación más fuerte: Él ha resucitado. Así podemos seguirlo por toda la vida. En esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que María interceda, para que muchos respondas con generosidad y perseverancia al Señor que llama a dejar todo por su Reino.


Después del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas,


Estoy preocupado por cuanto está ocurriendo en estos días en Nicaragua, donde, seguido a una protesta social, se han verificado enfrentamientos, que han causado también algunas víctimas. Expreso mi cercanía en la oración a aquel País, y me uno a los Obispos al exigir que cese tanta violencia, se evite el inútil derramamiento de sangre y las cuestiones abiertas sean resueltas pacíficamente y con sentido de responsabilidad.


Como mencioné hace poco, en este cuarto Domingo de Pascua se celebra en toda la Iglesia la Jornada de Oración por las Vocaciones. El tema è: “Escuchar, discernir, vivir la llamada del Señor”. Agradezcamos al Señor por continuar suscitando en la Iglesia historias de amor por Jesucristo, alabar su gloria y el servicio de los hermanos. Hoy, en particular, agradezcamos por los nuevos sacerdotes que he ordenado en la Basílica de San Pedro. Y pidamos al Señor que mande buenos operadores a trabajar en su campo, así como multiplique las vocaciones para la vida consagrada y el matrimonio cristiano. Come dije, he ordenado hoy dieciseís sacerdotes. De estos dieciseís, cuatro han venido aquí para saludarlos, y darles la bendición conmigo.


[4 nuevos sacerdotes se asoman a la ventana junto al Papa]


Saludo de corazón a todos vosotros, romanos y peregrinos de Italia y de muchos Países, en particular a los provenientes de Setúbal, de Lisboa, de Cracovia, y a las Hermanas Piadosas Discípulas del Divino Maestro de Corea.


Saludo a los peregrinos de Castiglione d’Adda, Torralba, Modica, Cremona e Brescia. Al coro parroquial de Ugovizza; los chicos de la Confirmación de Gazzaniga, Pollenza y Cisano sul Neva.


A todos deseo un buen domingo; y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!


[Traducción del original italiano: http://catolicidad.blogspot.mx]


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