Port Moresby, PAPÚA NUEVA GUINEA (Agencia Fides, 13/04/2018) – “La Iglesia es apostólica porque se basa
en las enseñanzas y el ejemplo de los apóstoles y en su apostolado. Leer
los Hechos de los Apóstoles es un desafío para nosotros, porque estamos
llamados a emular estos actos”: así lo ha dicho en la homilía de la
misa que ha celebrado con los 80 obispos de Oceanía, el cardenal Pietro
Parolin, secretario de Estado del Vaticano, quien ha hablado sobre la
importancia de “estar unidos en la Iglesia”. Frente a una audiencia de
más de 2.000 fieles, incluidos sacerdotes, religiosos y laicos reunidos
en la Caritas Technical School de Borokode, en una Eucaristía
caracterizada por bailes y música de la tradición local, el Cardenal
Parolin ha destacado la obediencia de los apóstoles a Dios, enfatizando
que “la obediencia a Dios viene antes de la obediencia al hombre”.
El Secretario de Estado del Vaticano ha alentado a los fieles a ser
“obedientes a la obra de Dios y seguir los pasos de Pedro y de los
apóstoles”.
El Cardenal Parolin participa en la Asamblea de las Conferencias
Episcopales de Oceanía que está teniendo lugar en Port Moresby, del 11
al 18 de abril. Al final de la celebración eucarística, el Cardenal John
Ribat, Arzobispo de Port Moresby, ha expresado la gratitud de la
Iglesia local al Cardenal Parolin, sobre todo “por la calidez,
espontaneidad y cordialidad” y ha dado las gracias a todos los que han
ayudado a preparar el evento. El cardenal ha remarcado que “la
celebración eucarística ha sido una oportunidad para confiar nuevamente
las necesidades de la nación y del pueblo al Señor”.
En la siguiente sesión de trabajo de asamblea, los Obispos han abordado
los delicados problemas que se experimentan en Oceanía. Uno de estos
problemas ha sido el de los refugiados. Se ha recordado el caso de los
refugiados, procedentes de todo el mundo, que según un acuerdo político
entre Papúa Nueva Guinea y Australia, son llevados por el gobierno
australiano a centros de detención en islas que pertenecen al territorio
nacional de Papúa.
El polémico centro de detención australiano en la isla Manus se cerró en
octubre de 2017, pero alrededor de 600 personas solicitantes de asilo
en Australia permanecen en la isla. Ahora viven en un limbo legal,
desesperados, transferidos tras un fallo del Tribunal Supremo de Papúa
Nueva Guinea, a “estructuras de transición” en la misma isla. De hecho,
están bloqueados, sin la posibilidad de abandonar la isla o de trabajar,
sin documentos. El problema de la inmigración es uno de los temas en la
agenda de la asamblea de obispos.