La Habana, CUBA (Agencia Fides, 20/04/2018) - “Nadie espera un cambio político sustancial
con la elección de Miguel Díaz-Canel como nuevo presidente cubano”,
comenta a la Agencia Fides María C. López, responsable de la
comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba. “En todo caso, el
cambio más significativo es la presencia de tres mujeres en el grupo de
los cinco vicepresidentes”, en un Consejo de Estado que conserva solo
dos líderes “históricos” de un total de 30 miembros.
Díaz-Canel fue elegido el 17 de abril por la Asamblea Nacional del Poder
Popular (Parlamento unicameral) como presidente de los Consejos de
Estado y de los Ministros. Su mandato durará cinco años. En el discurso
de toma de posesión del cargo tranquilizó al establishment: “No vengo a
prometer nada. Vengo a completar el programa que nos hemos propuesto, en
la línea del Socialismo y de la Revolución”. Además aclaró: “No habrá
espacio para los que aspiran a una restauración capitalista”. Díaz-Canel
es el primer líder de la nación post-castrista (aunque Raúl será el
primer secretario del Partido Comunista de Cuba hasta 2021) y el primer
jefe de estado nacido después de la entrada triunfal de los “barbudos”
de la Sierra Maestra, el 8 de enero de 1959.
Los católicos de la isla, como la mayoría de la población, han recibido
la noticia con indiferencia. La periodista Yoani Sánchez ha escrito que
las razones de esta actitud son “la lamentable situación económica que
mantiene a la mayor parte de la población atada a un ciclo diario de
sobrevivencia, el pesimismo que brota de la creencia de que nada va
cambiar con un nuevo rostro, y el hecho de que la la gente no conocer
otro escenario”.
La Iglesia Católica mantendrá la apertura al diálogo que ha
caracterizado sobre todo la era de Raúl. “En los casi 11 años al poder
del hermano de Fidel Castro”, recuerda María López hablando con Fides,
“se ha abierto un tiempo de encuentro entre el Estado y la Iglesia, con
varios momentos de intercambio entre sus respectivos líderes, que se han
hecho concretos y visibles con la liberación de un gran número de
prisioneros desde 2010, en particular aquellos de la llamada primavera
del 2013, y con las visitas del Papa Benedicto XVI (2012) y FRANCISCO
(2015)”.
Estos eventos fueron la ocasión para conversaciones y acuerdos de
trabajo entre las dos partes, encabezados por el presidente y por el
cardenal Jaime Ortega, arzobispo de San Cristóbal de La Habana, que sin
duda no podrían haberse logrado sin la voluntad política. “Mi percepción
- comenta María López - es que en los últimos 20 años se ha otorgado
más libertad religiosa, de una manera muy lenta y progresiva. La Iglesia
Católica nunca ha reclamado solo para sí misma, sino para todas las
expresiones de religiosidad del pueblo, ya sean evangélicos,
sincretistas, etc. - para todos los cubanos”. Sin embargo, todavía falta
algo: hay que señalar la casi total ausencia de “personas abiertamente
cristianas y devotas en las estructuras públicas, a excepción de unos
pocos evangélicos”. Por ejemplo, para ser parlamentario, generalmente es
necesario estar registrado en el Partido Comunista de Cuba, aunque se
han dado algunas excepciones y sorpresas en las últimas
elecciones parlamentarias del 11 de marzo.