Kuala Lumpur, MALASIA (Agencia Fides, 06/04/2018) - “Este año, la Pascua ha llegado en medio
de la campaña electoral en la que muchos políticos, viejos y nuevos, nos
animan a fiarnos de ellos. Pascua, política y confianza ¿pueden ir de
la mano? ¡Sí! Porque la resurrección de Jesús, por muy sorprendente que
pueda parecer, toca nuestra transformación humana que nos conduce a la
plenitud de la vida en Dios. Pascua es la curación de aquello que está
herido; se trata de perdonar las equivocaciones; de apoyar la justicia y
de levantar a los oprimidos e marginados; pero sobre todo, se trata de
fiarnos de que existe un modo mejor para vivir juntos como malayos”. Así
se lee en el mensaje que hemos recibido en la Agencia Fides, del
Arzobispo Julian Leow Beng Kim, de la archidiócesis de Kuala Lumpur,
emitido con motivo de la Pascua.
El Arzobispo, hablando del evento central de la fe cristiana, ha
aprovechado de la ocasión para dirigirse a los fieles y dar una clave de
lectura del momento social y político que está viendo la nación,
mientras camina hacia las elecciones generales. La fecha ha sido puesta
recientemente en calendario para el próximo mes de junio, después de que
el Primer Ministro Najib Razak anunciase la disolución de las Cámaras.
“La Resurrección de Jesús – señala el texto del Arzobispo Leow - es la
respuesta de Dios a la polaridad, la división, la enemistad racial y
religiosa. Como pueblo pascual de hoy, sigamos confiando en el mensaje
que puede cambiar nuestras vidas. Tratemos de trabajar en favor de la
comprensión, el diálogo y el respeto mutuo entre las personas de
diferentes creencias y entre nuestras comunidades. Oremos para que
nuestra nación y nuestros políticos se vean empujados a trabajar por una
sociedad justa, ecua y armoniosa, en la que puedan prosperar los dones y
las aportaciones de todas las personas, al tiempo que la cizaña de la
alienación y del extremismo no puedan encontrar un terreno en el que
echar raíces”.
El arzobispo también señala que “ser un pueblo pascual significa que la
resurrección es parte de nuestra experiencia de vida. La Pascua habla de
vida, de vida nueva, de Jesús resucitado de entre los muertos, que nos
da esperanza cuando parece que los acontecimientos nos la roban, nos
infunde valor cuando queremos escapar, confianza cuando nos sentimos
vulnerables y fuerza ante las adversidades. La Pascua nos llama a buscar
la vida entre los vivos con corazón agradecido y alegre. La Pascua nos
llama a ir más allá de la tumba y a compartir la buena nueva de la
resurrección. La Pascua nos llama a seguir con valor a Jesucristo, el
resucitado, y anunciar con valentía que de la oscuridad y del
sufrimiento llega una vida nueva”.
Mons Leow ha querido lanzar un mensaje pascual de esperanza diciendo:
“Existe esperanza para todos aquellos que se encuentran en las
periferias de la sociedad; esperanza para los gobiernos y los líderes;
esperanza para la iglesia. El mensaje de Pascua es importante para
nosotros como nación. Deberíamos tener la certeza de que somos capaces
de superar las adversidades que atravesamos en nuestro país. Como
nación, debemos y podemos eliminar la pobreza. Debemos y podemos poner
fin a la destrucción de nuestro ambiente. El mensaje de Pascua nos anima
a poner fin a todos los males morales; ha llegado la hora de darle la
espalda a la falta de honestidad, a la corrupción, a la violencia y a la
venganza. El mensaje de Pascua nos debe ayudar a dirigir todos nuestros
esfuerzos para sanar las heridas de la división, reconciliando a las
familias y comunidades divididas”.
El texto termina manifestando la esperanza de que “todos nosotros
podamos vernos renovados y transformados en esta Pascua. Que podamos
llevar la luz en la oscuridad y tener esperanza donde nadie la tiene.
Que podamos ser el pueblo pascual y proclamar que el Alleluia es nuestro
canto”.