La Celebración, que ha dado inicio con el rito del “Resurrexit”, han tomado parte los fieles romanos y los peregrinos provenientes de diversas partes del mundo en ocasión de las fiestas pascuales.





Texto de la Homilía pronunciada por el Papa FRANCISCO después de la proclamación del Evangelio,traducida del original italiano por http://catolicidad.blogspot.mx:
SANTA MISA DEL DÍA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza de San Pedro
Domingo de Pascua, 1° de abril de 2018
Domingo de Pascua, 1° de abril de 2018
Después de haber escuchado la Palabra de Dios, de este pasaje de Evangelio, vienen a mí tres cosas para decir.
Primero: el anuncio. Hay un anuncio: el Señor ha resucitado. Ese anuncio que desde los primeros tiempos de los cristianos andaba de boca en boca; era el saludo: el Señor ha resucitado. Y las mujeres, que fueron para ungir el cuerpo del Señor, se encontraron frente a una sorpresa. La sorpresa … Los anuncios de Dios son siempre sorpresas, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas. Es así desde el inicio de historia de la salvación, desde nuestro padre Abraham, Dios te sorprende: “Pero, ve, ve, vete, abandona tu tierra y ve”. Y siempre hay una sorpresa detrás de otra. Dios no puede hacer un anuncio sin sorprendernos. Y la sorpresa es lo que conmueve el corazón, que te toca ahí mismo, donde non lo esperabas. Por decir un poco con el lenguaje de los jóvenes: la sorpresa es un golpe bajo; tu no te lo esperabas. Y Él va y te conmueve. Primero: el anuncio hecho sorpresa.
Segundo: la prisa. Las mujeres corren, van de prima a decir: “¡Pero, habíamos encontrado esto!”. Las sopresas de Dios nos ponen en camino, rápido, sin esperar. Yasí corren para ver. Y Pedro y Juan corren. Los pastores, aquella noche de Navidad, corren: “¡Vamos a Belen a ver esto que nos han dicho los ángeles!”. Y la Samaritana, corre para decir a su gente: “¡Esta es una novedad: he encontrado a un hombre que ha decho todo aque que he hecho!”. Y la gente sabía las cosas que ella había hecho. Y aquella gente, corre, deja lo que está haciendo, incluso el ama de casa deja las papas en la olla – las encontrará quemadas -, pero lo importante es ir, correr, para ver aquella sorpresa, aquel anuncio. También hoy sucede. En nuestros vecindarios en nuestra villas, cuando sucede cualquier cosa extraordinaria, la gente corre a ver. Andar de prisa. Andrés, no ha perdido el tiempo y de prisa a ido con Pedro a decirle: “Encontramos al Mesías”. Las sorpresas, las buenas noticias, se dan siempre así: de prisa. En el Evangelio hay uno que se toma un poco de tiempo; no quiere arriesgarse. Pero el Señor es bueno, lo espera con amor, es Tomás. “Lo creeré cuando vea las llagas” dice. También el Señor tiene paciencia para aquellos que no van de prisa.
El anuncio-sorpresa, la respuesta de prisa y lo tercero que quiero deciros hoy es una pregunta: “¿Y yo? Mi corazón abierto a las sorpresas de Dios, son capaces de ir de prisa o siempre con aquella cantaleta: “¿Pero, mañana veré, mañana, mañana?”. ¿Cual es mi sorpresa? Juan y Pedro corrieron al sepulcro. El Evangelio de Juan nos dice: “Cree”. Tambien Pedro: “Cree”, pero a su manera, con la fe un poco mezclada con el remordimiento de haber negado al Señor. El anuncio hecho sorpresa, el viaje fue de prisa, y la pregunta: ““¿Y yo, hoy, en esta Pascua 2018, yo que hago? Tu, que haces?
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