São Gabriel da Cachoeira, BRASIL (Agencia Fides, 06/04/2018) - “En la región brasileña del
Río Negro, dentro de la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, -
circunscripción eclesiástica con mayor porcentaje de población indígena
de Brasil ya que supera el 90% -, la vivencia del Misterio de la Pasión,
Muerte y Resurrección del Señor se manifiesta de diferentes modos. Pero
una de las cosas que tienen en común prácticamente todas las
comunidades del interior es la ausencia de ministros ordenados, pues
muchas veces su presencia se limita a visitas esporádicas a lo largo del
año, algo que es difícil de realizar durante la Semana Santa. En esos
lugares son los catequistas quienes, movidos por su buena voluntad,
intentan ayudar a la población a celebrar el Misterio Central de la fe
cristiana”. Así lo comenta a la Agencia Fides el padre Luis Miguel
Modino, misionero Fidei Donum español que trabaja en esta diócesis del
estado de Amazonas, en Brasil, acompañando la vida de los
pueblos indígenas esparcidos a lo largo de los ríos Negro y Xié.
“En las ciudades, y en muchas de las sedes de las parroquias del
interior, - continua el misionero - la presencia de los indígenas en las
celebraciones litúrgicas es bastante alta. De hecho, su participación
en la vida sacramental es uno de los denominadores comunes en muchas
regiones de esta diócesis”.
Uno de los momentos en los que su asistencia es más significativa es
durante la Vía Crucis, que en muchos lugares ya se ha convertido en una
tradición local. En la Vía Crucis, que se celebra en la sede de la
diócesis la mañana del Viernes Santo, millares de personas acompañan con
devoción este momento en el que se recorren las estaciones que conducen
al famoso Morro de la Buena Esperanza. Este año la celebración ha sido
presidida por el obispo local, Monseñor Edson Damian, que en
declaraciones a la Agencia Fides, ha definido este momento como “una
conmovedora manifestación de fe y esperanza”.
Siguiendo el tema de la Campaña de la Fraternidad, que en Brasil se
celebrada durante el tiempo de Cuaresma desde hace más de 50 años, la
Vía Sacra de este año, en las diferentes parroquias y comunidades, ha
servido para meditar sobre el tema de la violencia, tan presente en la
sociedad brasileña, y en cuyas víctimas se puede descubrir el rostro del
Crucificado.
“Que esa fe y esperanza, presente en la celebración, - ha destacado a la
Agencia Fides el obispo local -, pueda ser elemento que anime la vida
de los pueblos indígenas de la región amazónica, muchas veces
perseguidos, que comienzan a prepararse para el Sínodo de los Obispos de
la Pan-Amazonia, buscando nuevos caminos para una Iglesia que navega en
busca de la Vida plena para todos”.