Ouargla, ARGELIA (Agencia Fides, 04/04/2018) – Valiosos libros, fotografías antiguas que dan
cuenta de la presencia cristiana y cursos de inglés, francés e
informática. Son algunos elementos de la amplia oferta que el centro
cultural de los Padres Blancos ofrece en Ouargla, una ciudad en el oeste
de Argelia. Se trata de un centro cuyos usuarios son en su mayoría
musulmanes de esta ciudad del desierto.
Es una institución que hunde sus raíces en la Historia. En 1875 los
primeros misioneros de los Padres Blancos que llegaron a esta zona
encontraron solo un destacamento militar francés y algunas tiendas
bereberes. Además de la asistencia religiosa a los militares, los Padres
Blancos comenzaron a estudiar los idiomas locales y, en concreto, el
mozabita, un dialecto bereber. Al mismo tiempo, fueron recopilando
libros antiguos y pergaminos y haciendo fotografías. Con los años, los
misioneros catalogaron todo este patrimonio que cada vez fue aumentando y
que hoy en día constituye un tesoro para la memoria de la región y para
toda Argelia.
Las fotografías dan testimonio de los diferentes momentos de una
presencia cristiana que, a lo largo de los años, se ha ido vinculando
cada vez más a la población local. “Desde el comienzo de la colonización
hasta nuestros días, -explica Fides el padre Aldo Giannasi, misionero
de los Padres Blancos que viven y trabajan en Ouargla-, los argelinos
han considerado a la Iglesia como una extensión de la invasión política y
cultural de Francia. Hoy en día, sin embargo, ha habido un cambio. Casi
todos los miembros de la Iglesia proceden del África negra y esto
muestra claramente que la Iglesia no está ligada ni a Francia ni
Occidente ni a los poderosos de este mundo. Es católica, es decir,
universal y abierta a todos”.
Al mismo tiempo Ouargla también se ha transformado. De aquel cuartel
militar ha pasado a ser hoy en día un importante centro petrolífero. El
pequeño pueblo se ha convertido en una ciudad. El centro cultural
siempre estuvo en las instalaciones de la casbah. Con los años, la
estructura se fue deteriorando. La arena del desierto entraba en las
habitaciones por culpa de las ventanas en mal estado. Las estanterías,
las mesas y las sillas se quedaron viejas. Los Padres Blancos pensaron
entonces en trasladar el centro pero, finalmente, eligieron
rehabilitarlo.
Hoy lo usan chicos y chicas, generalmente musulmanes, que estudian y
consultan libros de historia, geografía, sociología, etnología, región y
espiritualidad cristiana. El centro es también un punto de referencia
para la ciudad, porque los estudiantes pueden servirse de sus
instalaciones para sus investigaciones y la población puede apuntarse a
los cursos de francés, inglés e informática que se organizan. En el
centro también se celebran cinefórums sobre temas científicos y
sociales. “Nuestro centro,- concluye el padre Giannasi-, es una prueba
de la presencia activa de los católicos en el servicio al pueblo de
Argelia con una misión cultural que es semilla fecunda del Evangelio”.