Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 23/08/2018)- "Un paso adelante, pero queda mucho aún por
hacer". Así ha recibido la mayoría de los comentaristas independientes
congoleses e internacionales la designación del ex ministro del
Interior, Emmanuel Ramazani Shadary, como candidato de la mayoría para
la elección presidencial que se celebrará el 23 de diciembre en la
República Democrática del Congo.
El anuncio de la elección de Shadary por parte del Frente Común por el
Congo (FCC) pone fin a los temores sobre las intenciones del presidente
saliente Joseph Kabila, de presentarse a las elecciones para obtener un
tercer mandato, en lo que sería una flagrante violación de la
Constitución, que contempla solo dos mandatos presidenciales.
Entre quienes se han alegrado por la candidatura de Shadary figuran los
obispos congoleños que a través del Secretario General de la Conferencia
Episcopal del Congo (CENCO), don Donatien Nshole, han hecho saber que
"la CENCO reconoce que la mayoría ha designado a un candidato distinto
al Presidente de la República, y que esto representa un importante paso
en la dirección del respeto a la Constitución y del acuerdo de 31 de
diciembre de 2016".
Pero los obispos subrayan que "todavía hay muchos temas pendientes que
necesitan ser considerados: El consenso sobre si usar o no máquinas para
votar, el registro electoral que contiene muchos votantes registrados
sin huellas digital, las diversas medidas para mejora del clima político
que todavía no se han aplicado satisfactoriamente. Si no se tiene en
cuenta todo esto, se corre el riesgo de creer que hemos resuelto todos
los problemas y de llegar a las elecciones con resultados que serán
objetados inmediatamente y que darán inicio a una nueva crisis
política".
"Hay más 6 millones de votantes registrados sin huellas dactilares,"
explica una nota enviada a Fides por la Red Paz para el Congo. "Es
cierto que la ley electoral prevé la posibilidad de omitir las huellas
dactilares de los votantes con las manos amputadas o los dedos
lesionados o quemados. Pero 6 millones de votantes registrados sin
huellas es un número demasiado elevado como para justificarlo sobre la
base de la ley apenas citada", destaca el comunicado. En cuanto a las
máquinas de votación, se lee: "Temiendo que puedan favorecer otros
fraudes electorales, la oposición se declara totalmente contraria a su
uso y exige volver a usar boletas de papel. Se trata de una solicitud
legítima, pero sin ningún sentido, puesto que la Comisión Electoral ya
ha firmado un contrato e invertido dinero en la fabricación y ahora
espera el arribo de un primer lote de 35.000 ejemplares".
"Es cierto que, en un país donde las nuevas tecnologías de información y
comunicación (NTIC) aún no son generalizadas, para la mayoría de la
población será difícil utilizar esta herramienta de alta tecnología.
Pero este problema podría resolverse, al menos en parte, si los partidos
políticos y la sociedad civil aceptan colaborar con la Comisión
Electoral para enseñar a los ciudadanos cómo votar", concluye la nota.