Bogotá, COLOMBIA (Agencia Fides, 06/08/2018) - 311 líderes sociales asesinados en dos años y
medio. Ésta es la dramática cifra acerca del período que va del 1 de
enero d 2017 al 30 de junio de 2018, divulgada a principios de julio por
la Defensoría del Pueblo (ombudsman) de Colombia. Como respuesta a esta
emergencia, Cáritas, junto con el Fiscalía General de la República,
USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo internacional), la
Organización Nacional Indígenas de Colombia, la Asociación Nacional de
Afrocolombianos Desplazados (Afrodes), con otras organizaciones de la
sociedad civil y con los medios de comunicación, como Caracol TV, Blu
Radio y El Espectador, está promoviendo la campaña "Lideramos la vida"
para darles visibilidad a los líderes sociales en todo el país y
protegerlos.
Los crímenes se han incrementado después de la firma de los acuerdos de
paz con las Farc, porque los territorios anteriormente ocupados por la
guerrilla ahora son "tierra de nadie", a merced de la lucha entre
organizaciones criminales. "Estamos sintiendo el impacto del asesinato
de nuestros líderes sociales", dijo mons. Hector Fabio Henao, Presidente
de Caritas Colombia y del comité nacional del Consejo de Paz, en una
transmisión en vivo en las redes sociales, de la cual Fides fue
partícipe. "En una sociedad que ha sufrido un conflicto tan largo,"
continuó el prelado, "se reducen el sentido de la humanidad, la
capacidad de ponerse en contacto con el sufrimiento y la solidaridad".
Por eso los líderes comunitarios son "personas claves que asumen con
gran generosidad las necesidades concretas de las comunidades a las
cuales se entregan en cuerpo y alma", gracias a su sentido de
pertenencia y de identificación.
Dichos líderes son también indispensables para la cohesión del tejido
social: "Observo que no existen comunidades reales allí donde las
personas se comunican solo a través de las redes sociales". "Las
sociedad necesita líderes en todos los campos y de aquellos que tienen
por bandera los derechos sociales", tales como el acceso a agua, a la
tierra o a las vías de comunicación. "Ellos representan una búsqueda
permanente de alternativas de vida posible para las personas más
vulnerables", agregó mons. Henao. El prelado destacó además la necesidad
de "comunidades protectoras", que identifiquen "los puntos débiles de
exposición a los riesgos” y establezcan protocolos de autoprotección
personal y comunitaria, como un antídoto a la violencia. Una solución
aún más eficaz es construir un "liderazgo comunitario", factible sólo
cuando se persigue la cohesión de la comunidad. “Así no será una persona
a tirar a las
otras, sino todo un colectivo que debate sobre las problemáticas,
reflexiona, busca soluciones y se propone metas", amplió el obispo a
Fides.
De este modo será inútil la eliminación física de una persona, porque no
habrá líderes solitarios. También es fundamental el contacto con las
autoridades promovido por Caritas y por el Consejo de Paz, "ya que se
han tomado medidas de seguridad que no se conocen". En este sentido,
mons. Henao pide un esfuerzo "mucho mayor" al Estado para que estas
normas se apliquen localmente. Ante la resignación de tantas personas,
la respuesta es "la fuerte determinación a ejercer la ciudadanía para
reconstruir la nación. Para vencer la tentación de la ausencia de
esperanza, el prelado menciona algunos ejemplos de comunidades que han
decidido firmemente llevar a cabo grandes transformaciones y hemos
tenido éxito. " Esto arroja luz. También debemos insistir en la
confianza entre los actores locales y las autoridades, con el diálogo y
la construcción de puentes ". "Hay mucho miedo en las comunidades",
señala, aunque hay también
“tanta tenacidad en las distintas comunidades (indígenas,
afrocolombianas y campesinas), para construir ambientes protectores y
comunidades sólidas, en convivencia pacifica”, así como lo atestiguan
los Consejos de a Paz locales.
Acerca de la suspensión de las conversaciones de paz entre el gobierno y
la guerrilla ELN hasta la toma de poder del nuevo Ejecutivo, mons.
Henao admitió que la noticias es preocupante, sobre todo porque no se ha
conseguido el alto el fuego. Sin embargo, él conserva la esperanza y
reafirma la necesidad de "seguir trabajando para resolver la situación
mediante el diálogo".