Kara, TOGO (Agencia Fides, 01/10/2018) – “Hoy con el surgimiento de los movimientos
panafricanos, Europa es constantemente enviada por África ante el
tribunal de la historia, por su papel, a veces turbulento y
controvertido, en la vida política y económica del continente africano.
Actualmente, el continente europeo es denigrado y a veces rechazado por
muchos países africanos, que empiezan a dirigir su atención hacia China.
Pero, si bien es cierto que la política europea en África fue a veces
oscura, es necesario reconocer que Europa ha ofrecido a África, en la
historia, el bien incalculable de la Buena noticia de Jesucristo. La
evangelización de África por parte Europa ha sido una gran obra de
caridad. ¿Existe un bien mayor que dar a Jesucristo y su Evangelio a
quienes no lo conocen?”.
Así lo expresó a Fides el padre Donald Zagore, teólogo de la Sociedad de
las Misiones Africanas (SMA), a propósito del Mes Misionero
Extraordinario, anunciado por el Papa para octubre de 2019. “La
evangelización de África, a través de Europa, fue un instrumento de
salvación para nuestro continente, que ha tenido un impacto incalculable
de tipo material, espiritual, político y económico en nuestra
evangelización. No podemos ignorar todo lo bueno que han hecho las
congregaciones religiosas y los movimientos laicos europeos por más de
un siglo, en el nombre de Jesucristo y su evangelio, sea en la
educación, en el ámbito social, en el compromiso con los más débiles,
los enfermos, los que sufren, los pobres y los abandonados”, señaló el
teólogo.
El padre Zagore también explica a Fides: “La luz del Evangelio traída
desde por Europa ha salvado a muchos africanos de la cultura de muerte
que el bagaje cultural africano posee. La luz del Evangelio ha permitido
superar y desterrar ciertas prácticas tribales que, por diferentes
motivos, condenaban a muerte a inocentes. La luz del Evangelio de
Jesucristo, traída desde Europa a África, ha abierto y salvado a África.
Es un hecho histórico de gran importancia que no debemos eliminar de
nuestros recuerdos para cerrarnos en un panafricanismo ateo y
desequilibrado que quiere necesariamente ver el mal, sin ni siquiera,
apreciar todo el bien que le ha permitido a África beneficiarse de la
acción evangelizadora de Europa”.
“El principal desafío para la África de hoy es trabajar para recoger el
precioso don de la evangelización. África debe corregir lo que no ha
sido perfecto para hacer más eficaz la tarea de la evangelización
iniciada por Europa, para que pueda responder adecuadamente a los
problemas que el continente afronta actualmente. La misión de la
evangelización es interminable. Siempre que existan nuevas generaciones
surgirán nuevas preguntas a las que se deben presentar nuevas
respuestas. Ayer fue Europa, hoy le toca a África asumir las
responsabilidades propias”, concluyó el teólogo.