Ciudad del Guatemala, GUATEMALA (Agencia Fides, 16/04/2020) – Un mes después del comienzo de las
restricciones impuestas para contener la pandemia de Covid 19, los
obispos de Guatemala señalan que algunos de compatriotas no parecen
haberse dado cuenta de la gravedad de la situación, pero también están
preocupados por los muchos trabajadores que viven a jornal diario y por
los muchos miedos que suelen surgir en estas situaciones, ante los
cuales nos instan a no resignarnos y no perder la esperanza: "Todos
podemos contribuir y colaborar en estos momentos a que la solidaridad se
mantenga en alto y que así se viva en las comunidades”.
Los pastores de la Iglesia Católica están particularmente angustiados
por la gran cantidad de compatriotas expulsados de los Estados Unidos y
México, junto con ciudadanos de Honduras, tras la crisis causada por la
pandemia de coronavirus, que ha provocado la aceleración de los procesos
de deportación. “¿Cómo es posible que tanto el gobierno de los Estados
Unidos como el de México, sigan con estos procesos de deportación en
medio de la crisis que nos golpea en el contexto de una precariedad
nacional en términos de servicios de salud y estrategias contundentes
para contener la pandemia?.
¿Ya no les son útiles a la sociedad norteamericana, particularmente si
han contraído el coronavirus? Si los gobiernos de Estados Unidos y de
México se han mostrado siempre como paladines de la defensa de los
derechos humanos, ¿por qué ahora demuestran lo contrario?” se preguntan
los obispos guatemaltecos que subrayan: “El ejemplo que ambos gobiernos
dan así al mundo entero es el de no tener el mínimo sentido de
humanidad.”.
En su declaración, recibida en la Agencia Fides, titulada “Sometidos a
la prueba, mantenemos la esperanza”, los obispos notan con dolor que
también en Guatelmala se ve la falta de solidaridad de aquellas
comunidades que no han permitido el reingreso de sus paisanos. Solos y
sin dinero, son víctimas de discriminación y rechazo, pero “cuando les
enviaban las remesas los felicitaban y alababan. Ahora que regresan
deportados, sin ningún dólar en la bolsa, son discriminados y
rechazados. ¿Es esto espíritu cristiano? ¿Es esto solidaridad nacional?”
preguntan.
Dada la gravedad de la situación, los obispos alzan sus voces “para
pedir a los gobiernos de Estados Unidos y de México que en el nombre del
pueblo que sufre detengan las deportaciones”. “Tanto Estados Unidos
como México y como nosotros en Guatemala nos consideramos
mayoritariamente cristianos – prosiguen -, Por ello hoy apelamos a este
sentido religioso para que nuestra voz sea escuchada”.
Recordando el espíritu de la Pascua, espíritu de Resurrección de Jesús,
que nos da fuerza y esperanza en este tiempo incierto y difícil,
concluyen: "Si sufrimos por el contagio también debemos contagiarnos de
esperanza y de ánimo fraterno”.
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