Nairobi, KENIA (Agencia Fides, 20/05/2016)- El Presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, se
reunirá hoy 20 de mayo, con los miembros del Consejo de Seguridad de la
ONU que han llegado a Nairobi para discutir sobre la decisión de Keniana
de cerrar el campamento de refugiados de Dadaab, repatriando a las
personas acogidas, además de la situación en Somalia, de donde proviene
la mayor parte de los solicitantes de asilo en Kenia.
La reunión con los 15 diplomáticos del Consejo de Seguridad ha surgido a
raíz de la petición lanzada por el Secretario General de la ONU, Ban
Ki-Moon, al presidente Kenyatta de no cerrar Dadaab. Los Obispos de
Kenia han criticado fuertemente la repatriación forzada, pero muestran
comprensión por las preocupaciones de las autoridades nacionales en
materia de seguridad.
Kenia ha justificado el cierre del campo de refugiados más grande del
mundo afirmando que en su interior se esconden células terroristas de
los Shabaab somalíes que han cometido ataques contra su territorio.
“Algunos de los mayores ataques terroristas, incluyendo el del centro
comercial Westgate, se han planificado y ejecutado desde Dadaab”, ha
afirmado un funcionario del Ministerio del Interior de Kenia.
Según Nairobi, la seguridad de Kenia está estrechamente vinculada a la
situación en Somalia, y uno de los puntos discutidos entre Kenyatta y
los representantes de la ONU es la falta de tropas de la AMISOM (Misión
de la Unión Africana en Somalia, que recibe fondos por la ONU ) en la
región de Gedo, “que se ha convertido en un bastión de los Shabaab dónde
atacan a las tropas de Kenia desplegadas en Somalia y a las personas de
la frontera entre Kenia y Somalia”, remarca un comunicado de la
presidencia de Kenia.
El comunicado también lamenta “la reciente decisión de la UE de reducir
en un 20% los fondos para la AMISOM. Igualmente importante, es la
tentación de nuestros socios internacionales de olvidar que la Unión
Africana está en Somalia en nombre de las Naciones Unidas”.
El anuncio del cierre de Dadaab podría interpretarse como una medida
para ejercer presión sobre la ONU, la Unión Europea y otros socios
internacionales para que consideren las preocupaciones de Nairobi sobre
su seguridad.