“Vuestra presencia hoy aquí – dijo- es un fuerte recordatorio de que, a pesar de que nuestras nacionalidades, culturas y religiones puedan ser diferentes, estamos unidos por una humanidad común y por la misión compartida de cuidar de la sociedad y de la creación . Esta tarea se ha vuelto especialmente urgente dado que en el mundo son tantas las personas que están sufriendo conflictos y guerras, migraciones, desplazamientos forzados e incertidumbres causadas por las dificultades económicas. Estos problemas requieren no sólo que reflexionemos y discutamos sobre ellos sino también que expresemos signos concretos de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que atraviesan por grandes necesidades”.
Pero para que esa tarea solidaria sea eficaz los esfuerzos deben apuntar a “la búsqueda de la paz, en la que todo derecho natural individual y todo desarrollo humano integral puedan ser ejercidos y garantizados”. Y ello requiere una colaboración eficaz y coordinada que inste a los miembros de las diversas comunidades a “convertirse ellos mismos en artesanos de la paz, promotores de justicia social y defensores del respeto verdadero de nuestra casa común”. El Papa constató que esa tarea se hace siempre más difícil porque el mundo cada vez está más fragmentado y polarizado. “Muchas personas tienden a aislarse frente a la dureza de la realidad -observó- Tienen miedo del terrorismo y de que la creciente afluencia de migrantes cambie radicalmente su cultura, su estabilidad económica y su estilo de vida. Estos temores, que entendemos y que no podemos dejar de lado a la ligera, deben ser abordados, sin embargo, con sabiduría y compasión, de modo que los derechos y las necesidades de todos sean respetados y sostenidos”.
FRANCISCO subrayó que era necesario mantener con firmeza la resolución de dar a conocer a mundo la situación crítica de tantos seres humanos que viven la tragedia de la violencia y de la migración forzada “para que a través de la nuestra se escuche su voz, demasiado débil e incapaz de hacer resonar su grito”. En este sentido el camino de la diplomacia “nos ayuda a amplificar y transmitir este grito a través de la búsqueda de soluciones a las muchas causas subyacentes del conflicto actual”. De esa búsqueda forman parte los esfuerzos encaminados a “privar de las armas a quienes usan la violencia, así como a poner fin al flagelo de la trata de personas y del tráfico de drogas que a menudo acompañan a este mal”.
“Si nuestras iniciativas en nombre de la paz deberían ayudar a las poblaciones a permanecer en su patria, la situación actual nos llama a asistir a los migrantes y a cuantos los atienden -prosiguió el Santo Padre- No debemos permitir que malentendidos y temores hagan que flaquee nuestra determinación. Al contrario, estamos llamados a construir una cultura de diálogo que nos permita reconocer al otro como un interlocutor válido; que nos permita mirar al extranjero, al emigrante, al que pertenece a otra cultura como sujeto digno de ser escuchado, considerado y apreciado. Promoveremos así una integración que respete la identidad de los migrantes y preserve la cultura de la comunidad que los acoge, enriqueciendo al mismo tiempo a unos y a otros. Esto es esencial. Si prevalecen la incomprensión y el miedo, algo de nosotros mismos se daña, nuestras culturas, la historia y las tradiciones se debilitan, y la misma paz está en peligro. Cuando, por el contrario, favorecemos el diálogo y la solidaridad, tanto a nivel individual como colectivo, experimentamos lo mejor de la humanidad y aseguramos una paz duradera para todos, de acuerdo con el plan del Creador”.
El Pontífice terminó su discurso expresando, a través de los Embajadores, su saludo fraterno a los pastores y fieles de las comunidades católicas presentes en sus respectivas naciones. “Los animo a ser siempre mensajeros de la esperanza y la paz -dijo- Pienso, sobre todo en aquellos cristianos y en aquellas comunidades que son numéricamente una minoría y sufren persecución por su fe: les renuevo mi apoyo en la oración y mi solidaridad. Por su parte, la Santa Sede se siente honrada de poder fortalecer con cada uno de vosotros y con las naciones que representáis un diálogo abierto y respetuoso y una colaboración constructiva”.