Hassaké, SIRIA (Agencia Fides, 20/09/2016) – En la ciudad siria de Hassake, y en la región
circundante de Jazira, las milicias kurdas que luchan por el control del
territorio contra el ejército del gobierno están multiplicando sus
actos de violencia e intimidación contra los cristianos: lo refiere a la
Agencia Fides el arzobispo siro católico Jacques Behnan Hindo, narrando
una larga lista de episodios y abusos que a su juicio constituyen una
verdadera estrategia destinada a expulsar del centro habitado a la poca
población que queda de fe cristiana.
“Cada vez que la milicia curda entra en acción para reafirmar su
hegemonía militar sobre la ciudad”, explica el arzobispo, “el epicentro
de sus ataques y actos de fuerza siempre es el barrio de las seis
iglesias, donde viven la mayoría de los cristianos. En muchos casos han
expulsado a los cristianos de sus hogares amenazándolos con los
Kalashnikovs. Y allí donde entran, saquean todo”. El arzobispo Hindo nos
cuenta que él mismo ha sido víctima de un acto intimidatorio en las
últimas semanas, cuando dispararon con armas de fuego contra la ventana
de su casa, y una bala le paso al lado de la cabeza. “En ese momento”,
comenta el arzobispo, “la zona estaba presidiada por milicianos curdos, y
no había otras personas armadas cerca”.
Una expedición humanitaria realizada hace varios días por los
voluntarios de la Arquidiócesis para distribuir alimentos a los
habitantes musulmanes de Haddadi y de dieciséis pueblos de los
alrededores, que antes estaban bajo el control de los yihadistas del
Estado Islámico (Daesh), también ha sido blanco de disparos de
artillería. “Es cierto”, señala una vez más el Arzobispo Hindo “no se
trataba de disparos efectuados por los yihadistas, cuyas bases más
cercanas están localizadas a más de veinte kilómetros de distancia”. A
juicio del Arzobispo, las iniciativas de los milicianos curdos persiguen
el objetivo de afirmar su control sobre toda la ciudad de Hassaké, para
a continuación, consolidar su supremacía sobre toda la región, en
detrimento de las fuerzas armadas gubernamentales.
Pero el Arzobispo añade un detalle que sugiere en que medida ka
situación en el campo es confusa y discordante con ciertos estereotipos
sobre el conflicto sirio que circulan en Occidente: “Shaddadi, que antes
era un bastión de los yihadistas” refiere monseñor Hindo, “ahora está
en manos de milicianos curdos. Pero bajo su control también se han
encuadrado muchos de los residentes locales que previamente se habían
enrolado con las milicias yihadistas del Daesh”.