“A imagen del buen pastor – ha proseguido el Papa -, sois enviados a cuidar del rebaño e ir en busca de las ovejas, especialmente de las que están alejadas o perdidas; así como a buscar nuevas maneras de anunciar, de ir al encuentro de las personas; para ayudar a aquellos que han recibido el don del bautismo a crecer en la fe, para que los creyentes, también los 'templados' o no practicantes, descubran de nuevo la alegría de la fe y una fecundidad evangelizadora”.
Al comienzo de su discurso, el Papa ha dado las gracias al Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, “por sus palabras y por todo el trabajo que lleva adelante con los colaboradores del Dicasterio”, y ha recordado que en este Año Santo de la Misericordia, los Obispos se han unido a tantos peregrinos de todo el mundo: “esta experiencia nos hace mucho bien, a todos; nos hace sentir que somos peregrinos, peregrinos de la misericordia, todos necesitamos la gracia de Cristo para ser misericordiosos como el Padre”.
Después de señalar que para la obra misionera los Obispos puede hacerse ayudar por varios colaboradores, entre ellos muchos fieles laicos, el Papa les ha invitado en particular, “a prestar atención a la preparación de los sacerdotes en los años del seminario, sin dejar de acompañarlos en la formación permanente después de la ordenación... No hay que olvidar que el prójimo más cercano al obispo es el sacerdote. Cada sacerdote debe sentir la cercanía de su Obispo”.
Al concluir su intervención, el Papa FRANCISCOo ha dirigido una invitación especial a estar vigilantes “para que todo lo que se ponga en acto para la evangelización y las diversas actividades pastorales no esté dañado o socavado por las divisiones ya existentes o que se puedan crear. Las divisiones son el arma que el diablo tiene más a mano para destruir la Iglesia desde adentro. Tiene dos armas, pero la principal es la división; la otra es el dinero... En particular, las diferencias debidas a los diferentes grupos étnicos presentes en el mismo territorio no debe penetrar en las comunidades cristianas hasta prevalecer por encima de su propio bien... La Iglesia está llamada a saber estar siempre por encima de las connotaciones tribales-culturales y el Obispo, principio visible de unidad, tiene la tarea de construir incesantemente la Iglesia particular en la comunión de todos sus miembros”.
Para concluir el Papa ha dicho: “Estoy seguro de que lo que habéis podido compartir estos días os ayudará a cada uno a llevar adelante su propio ministerio con entusiasmo. Cuidad del pueblo de Dios, cuidad de los presbíteros, cuidad de los seminaristas. Este es vuestro trabajo. María nuestra Madre os proteja y sostenga”.
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El texto completo del discurso del Santo Padre, en italiano: -> http://www.fides.org/it/