CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 11 de abril de 2018).- El Vesakh es la fiesta más importante para los budistas. Conmemora los eventos principales de la vida de Buda.
La fiesta de Vesakh/Hanamatsuri 2018, en los diversos países de
cultura budista se celebra en fechas diversas según las varias
tradiciones. Este año la fiesta se celebrará en la mayoría de los países
de tradición budista el 29 de mayo.
En esa ocasión el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los budistas el mensaje siguiente:
Mensaje.- Cristianos y budistas: Prevenir y combatir juntos la corrupción
Queridos amigos budistas,
De parte del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, os
saludamos afectuosamente y os manifestamos nuestros mejores deseos
acompañados de oraciones en ocasión del Vesakh. Que esta fiesta lleve
alegría y paz a todos vosotros y a vuestras familias y comunidades en
todo el mundo.
Este año queremos reflexionar con vosotros sobre la necesidad urgente
de que se promueva una cultura libre de la corrupción. Este fenómeno,
que conlleva el abuso de utilizar los puestos de poder para conseguir
ganancias personales, se ha convertido, en el sector público así como en
el privado, en un escándalo tan difundido en el mundo de hoy que las
Naciones Unidas eligieron el 9 de diciembre como Día Internacional
contra la Corrupción.
Debido a la creciente difusión de este delito
odioso, gobiernos, organizaciones no gubernamentales, medios de
comunicación y ciudadanos en todo el mundo se unen para combatirlo. En
cuanto líderes religiosos nosotros también tenemos que contribuir a
promover una cultura que esté impregnada de legalidad y transparencia.
La intención de oración de Papa Francisco para el mes de febrero de
2018 era: “Digamos “no” a la corrupción”. Denunciando “el pecado de la
corrupción”, reconoce que se encuentra en todo el mundo entre políticos,
hombres de negocios y ministros eclesiásticos. Al final los que pagan
el precio de la corrupción son los pobres, observa el Papa. Recordando
las palabras de Jesús a sus discípulos “el que quiera hacerse grande
entre vosotros, será vuestro servidor” (Mt 20.26), el Papa subraya que
“la única manera de salir de la corrupción [...] es el servicio. De
hecho, la corrupción viene del orgullo, de la arrogancia, mientras el
servicio humilla y consiste precisamente en la humilde caridad de ayudar
a los demás” (Meditación matutina, Domus Santae Marthae, 16 de junio de 2014).
Queridos amigos, como budistas, consideráis la corrupción como un
estado mental nocivo, que causa sufrimiento y contribuye a contaminar
la sociedad. Vosotros identificáis tres toxinas principales –avaricia,
odio y desilusión o ignorancia- como fuentes de esta plaga social que
hay que eliminar para el bien del individuo y de la sociedad. El segundo
precepto del budismo: “Me comprometo a observar el precepto de
abstenerme de tomar lo que no sea dado” enseña a los budistas a
discernir si las cosas de las entran en posesión sean realmente
indicadas para ellos. Si han sido arrebatadas ilícitamente a otros, es
probable que no sea justo que las tengan. Las enseñanzas y la práctica
budistas no solamente desaprueban la corrupción, sino también intentan
transformar el aspecto nocivo del estado mental, de las intenciones, de
los usos y de las acciones de los corruptos.
Sin embargo, aunque nuestras dos tradiciones religiosas denuncien
firmemente el mal de la corrupción, reconocemos tristemente que algunos
de nuestros seguidores participan en prácticas corruptas, y esto conduce
al mal gobierno, a la asociación para la corrupción y al saqueo de los
bienes de la nación. La corrupción pone en riesgo la vida, porque
conlleva un crecimiento económico bajo, inversiones débiles, inflación,
depreciación monetaria, evasión fiscal, desigualdades importantes,
escasa educación, infraestructuras de nivel inferior y degradación del
medio ambiente.
También amenaza la salud y la seguridad de individuos y
comunidades. La gente está escandalizada de los políticos incompetentes y
corruptos, de una legislación ineficaz y de la incapacidad de
investigar sobre los casos de corrupción más relevantes. Han nacido
movimientos populistas, a veces motivados y apoyados por el
fundamentalismo religioso, que protestan contra las violaciones de la
integridad pública.
Creemos que no se pueda responder con el silencio a la corrupción, y
que las ideas que nacen de buenas intenciones se demostrarán inadecuadas
a menos que no se pongan en práctica, y consideramos que sea necesarios
actuarlas para eliminar la corrupción. Nosotros los budistas y los
cristianos, enraizados en nuestras respectivas enseñanzas éticas,
tenemos que colaborar para prevenir la corrupción eliminando las causas
subyacentes y, donde ya exista arrancarla de raíz. En este esfuerzo,
nuestra principal contribución será alentar a nuestros respectivos
seguidores a crecer en la integridad moral y en el sentido de igualdad y
responsabilidad. Nuestro compromiso común en combatir la corrupción
tiene que incluir la cooperación con los medios de comunicación y con la
sociedad civil para prevenirla y denunciarla; crear una conciencia
pública de la corrupción; hacer responsables de sus acciones a los
funcionarios públicos que se apoderan de los recursos nacionales sin
tomar en consideración sus afiliaciones étnicas, religiosas, políticas o
de clase; enseñar e inspirar a todos, pero especialmente a los
políticos y al personal de la administración pública, a actuar con la
máxima integridad fiscal; exigir los debidos procesos legales para
recuperar los bienes robados a causa de la corrupción y entregar a la
justicia los responsables de esos delitos; animar a más mujeres a
participar a la política; negar la concesión de cargos públicos a los
que están implicados en actividades ilegales; e introducir instituciones
transparentes e inclusivas basadas en la legitimidad para el buen
gobierno, la responsabilidad y la integridad.
Queridos amigos, comprometámonos fácticamente a promover en nuestras
familias y en nuestras instituciones sociales, políticas, civiles y
religiosas un entorno sin corrupción para vivir una vida honesta e
integra. ¡Con este espíritu os deseamos nuevamente una pacífica y alegre
fiesta de Vesakh!
Jean-Louis Cardenal Tauran
Presidente
+ Miguel Ángel Ayuso Guixot MCCJ
Secretario