Bangui, REPÚBLICA CENTROAFRICANA (Agencia Fides, 21/05/2018) – “La gente está destrozada. Las casas han sido
quemadas y saqueadas. Los cuerpos de las víctimas yacen en el suelo”,
lamenta el padre Firmin Gbagoua, Vicario General de Bambari, la ciudad
de la República Centroafricana, a 300 km de la capital, Bangui, por
donde han pasado los milicianos de Ali Darassa, de La Unión por la Paz
en África central (UPC), una de las ramas escindidas de la milicia
Seleka.
La semana pasada, los hombres de la UPC, atacaron la gendarmería, la
estación de policía, y la base local de Minusca (Misión de la ONU en
África Central). Ni siquiera se salvaron las oficinas locales de las ONG
ni tampoco la parroquia de Saint-Jean que fue saqueada. De acuerdo con
Médicos Sin Fronteras (MSF) al menos 300 habitantes de la ciudad se
refugiaron en el hospital local durante la noche del 14 de mayo, cuando
la UPC atacó la ciudad.
El área Bambari es estratégica, no sólo por su céntrica ubicación, sino
también por la presencia de minas de oro y de diamantes que despiertan
la codicia de los varios grupos armados que operan allí.
A finales de marzo el padre Désiré Angbabata, párroco de la iglesia
Séko, a 60 km de Bambari, murió en el asalto del pueblo por la UPC.