São Gabriel da Cachoeira, BRASIL (Agencia Fides, 30/05/2018) - Marcina Alemão Pereira es una
joven indígena de 21 años que vive en una comunidad del municipio de São
Gabriel da Cachoeira, a la orilla del Río Negro, llamada Tabocal dos
Pereira. Hablando con la Agencia Fides sobre el modo de vida en su
comunidad, explica que el día a día está determinado por el trabajo. La
joven reconoce que le gusta vivir en la comunidad, aunque tampoco
descarta la posibilidad de hacerlo en otro lugar. Algo que cada vez está
más presente en el subconsciente de los pueblos indígenas es el modo de
vida occidental, a pesar del poco contacto que tienen con él. Por eso,
entre las dificultades de vivir en una comunidad indígena, destaca a la
Agencia Fides “la falta de trabajo remunerado, las cosas que uno no
tiene y también que es muy difícil estudiar”.
Entre sus planes de futuro está ese deseo de estudiar. La joven del
pueblo baré concluyó el año pasado la enseñanza media y quiere estudiar
en la llamada facultad indígena. Ella dice que “mi sueño es ser alguna
cosa para ayudar a la comunidad, como agente comunitario de salud”. Uno
de los grandes problemas que están presentes en las comunidades
indígenas, también entre los jóvenes, es el del alcoholismo, lo que es
reconocido por la joven a la Agencia Fides, “la bebida alcohólica es un
problema serio, la gente bebe mucho, también los cigarros”. En ese
sentido, Marcina Pereira, prosigue diciendo que eso “causa muchos
problemas en las fiestas patronales, pues los amigos se pelean entre
ellos y dejan de llevarse bien. Cuando los hombres beben mucho llegan a
casa y hablan con sus mujeres queriendo pelea. Ese es el problema de la
bebida alcohólica aquí”.
Según Marcina, “la falta de unión dentro de la comunidad desde hace unos
meses, ha hecho que la comunidad no esté bien y dificulta el trabajo,
también dentro de la propia Iglesia”. Marcina ve que para encontrar una
solución, “la comunidad necesita reunirse y hablar sobre como vivir
unidos unos con los otros, no llevarse mal, hacer el trabajo juntos,
conversar unos con otros”, reconoce la joven baré a la Agencia Fides.
“La Iglesia debe ayudar a los jóvenes a unirse, pues cuando los
catequistas van saliendo de la comunidad, nos quedamos sin cabeza”,
relata Marcina a la Agencia Fides, para quien el Sínodo de la Amazonia
debe trabajar esa dimensión, ayudando a las comunidades y a los jóvenes a
estar cada vez más unidos.